Un exjefe de Inteligencia acusa a Bin Salman de querer asesinarle

Saad al Yabri afirma que el heredero saudí quiso silenciarle como al disidente Khashoggi

El Píncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman AFP

Francisco de Andrés

Casi dos años después del brutal asesinato del disidente saudí Jamal Khashoggi , el exjefe de Inteligencia del régimen wahabí Saad al Yabri ha presentado ante la Justicia norteamericana una demanda contra el príncipe heredero, Mohamed bin Salman, acusándole de querer repetir con él una operación similar para silenciarle. A través de sus abogados, Al Yabri -que huyó de Arabia Saudí en 2017- afirma que Bin Salman «envió un escuadrón» a Canadá, donde está refugiado, «para asesinarle».

En el escrito judicial, Al Yabri afirma que dos semanas después del asesinato y descuartizamiento de Khashoggi en el consulado saudí de Estambul, Bin Salman envió un grupo de 50 personas a Canadá -el llamado Escuadrón del Tigre - para acabar con su vida. En ese grupo siniestro figuraban, según la prensa nortemericana, algunos de los que participaron en el asesinato de Khashoggi; entre ellos algunos médicos forenses, con instrumental para limpiar las huellas del crimen.

Según la demanda presentada ante un juzgado en Washington, el intento de asesinato del exministro del Interior y jefe de la Inteligencia saudí fue desactivado por la Policía de fronteras canadiense, que sospechó del comportamiento del grupo a su llegada al aeropuerto. Por alguna razón que no se explica, Al Yabri prefirió esperar casi dos años a presentar la denuncia, que se produce semanas después de que la prensa norteamericana haya informado de nuevos intentos de chantaje para que Al Yabri «se entregue voluntariamente y se desplace a Riad». El exjefe del espionaje saudí dejó en su país muchos familiares, y en particular dos hijos de quienes se desconoce el paradero y que podrían estar siendo utilizados por el Gobierno de Riad para atraer al padre.

Aunque no estaba ya en el reino cuando se produjo el asesinato de Kashoggi, Saad al Yabri dispondría de «grabaciones» que demuestran la responsabilidad de Bin Salman, el hombre fuerte de Arabia Saudí dada la enfermedad de su padre, en el crimen del líder disidente hace dos años. «Pocos lugares guardan información más delicada, humillante y condenatoria sobre el acusado Bin Salman que la mente y la memoria del Dr. Saad, excepto quizás las grabaciones que el Dr. Saad hizo como anticipo de su (intento de) asesinato», dice el documento. «Es por eso que el acusado Bin Salmán, lo quiere muerto -agrega-, y por lo que el acusado Bin Salman ha trabajado para lograr su objetivo en los últimos tres años».

La enemistad entre Al Yabri y el príncipe heredero saudí se remonta al golpe palaciego de 2017, en el que el rey Salman destituyó a su sobrino Bin Nayef del puesto de heredero y puso en su lugar a su hijo pequeño, Bin Salman. Al Yabri habría trabajado junto a Bin Nayef en el Ministerio del Interior y se consideraba por tanto rival del nuevo círculo de poder.

Otra vuelta de tuerca

La demanda presentada ante la Justicia norteamericana es un nuevo golpe a las ya delicadas relaciones entre Estados Unidos y Arabia Saudí, en teoría su principal aliado en Oriente Próximo. El «caso Kashoggui» es uno de los causantes de haber llevado al límite la actitud por lo general pragmática y transigente de la Casa Blanca hacia los abusos de los derechos humanos en el reino saudí, que han conocido un «crescendo» desde la llegada al poder del joven Bin Salman.

El 2 de octubre de 2018, el periodista Khashoggi -exdirector de varios medios en su país, columnista del «Washington Post», dos millones de seguidores en Twitter- entró en el consulado saudí de Estambul para no salir vivo jamás. Un mes más tarde, la CIA llegó a la conclusión de que su asesinato brutal había sido una orden directa de Mohamed bin Salman para acallar la voz crítica más prominente en los medios internacionales, La Inteligencia norteamericana había interceptado, según se filtró, conversaciones entre el Príncipe heredero y dos de sus colaboradores más directos para hablar de la operación. Alguna de de esas grabaciones podrían ser hoy uno de los seguros de vida de otro disidente conspicuo, Saad al Yabri.

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