De Le Pen a Le Pen: así ha evolucionado la ultraderecha en Francia
Si Jean Marie Le Pen consiguió meter al Frente Nacional por primera vez en una segunda vuelta en las presidenciales de 2002, su hija ha alcanzado el mejor resultado de su historia lavando la imagen del partido
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Los resultados de las elecciones presidenciales en Francia han dejado varias lecturas. Algunas ya transmitidas por Emmanuelle Macron en su discurso a los pies de la Torre Eiffel en los Campos de Marte durante la noche electoral, consciente de que muchos de los votos conseguidos durante la jornada electoral para renovar en el cargo los consiguió no por ser la opción preferida de los votantes, sino por el cordón sanitario a la ultraderecha de Marine Le Pen , que ha conseguido su mejor resultado en unas elecciones en el país galo.
Marine Le Pen se quedó cinco millones y medio de votos y a 17 puntos porcentuales de Macron, que alcanzó la victoria gracias al 58,5% de los votos frente al 41,5% de la lider ultraderechista. Sin embargo, ha superado con creces sus mejores resultados en unas elecciones presidenciales y ha movilizado a los electores ante la posibilidad de un gobierno de Agrupación Nacional.
Fundador del Frente Nacional (FN) en 1972, fue su padre, Jean Marie Le Pen , quien marcó los primeros pasos de lo que es hoy la Agrupación Nacional de Le Pen hija. Tras tres elecciones presidenciales (1974, 1988 y 1995), el líder de una ultraderecha racista y homófoba sin disimulo, dio la sorpresa en 2002 colándose en la segunda vuelta con el 16,86%. La reacción ante este inesperado resultado fue la creación de un frente que parara los pies a un líder que en su historial contaba con varias condenas por negar el Holocausto nazi y explotar en sus programas el sentimiento xenófobo.
Jacques Chirac , que en la primera vuelta no había llegado ni al 20% de los votos, consiguió aglutinar el voto de los electores de izquierdas, centro y derecha moderada alcanzando un 82% del apoyo.
Le Pen volvió a presentarse una vez más, en 2007, pero apenas logró sumar un 10%. Su hija, heredera en el cargo, tomó las riendas del partido en 2011, solo meses antes de los comicios, para comenzar su carrera cuya meta era el Elíseo. En las primeras elecciones con ella al frente el partido consiguió un 17,90% de los sufragios, mejorando así los resultados cosechados por su padre, pero sin conseguir meterse en la segunda.
Lavado de imagen
Desde entonces, Le Pen se centró en lavar la imagen del partido con la idea de ampliar su base electoral. El resultado lo vio en 2017, solo dos años después de expulsar a su propio padre de la formación que él mismo fundó por afirmar públicamente que las cámaras de gas no fueron más que un «detalle de la Historia». En esas elecciones se midió con Emmanuelle Macron, con quien compitió por primera vez en una segunda vuelta que acabó con la victoria del líder centrista.
En 2018, solo un año más tarde, dentro de la estrategia de lavado de imagen, el partido aprobó el cambio de nombre y pasó a llamarse Agrupación Nacional en contra de la opinión de su fundador, que en una carta abierta publicada en su página web criticó lo que consideraba «una traición» y «un vergonzoso intento de borrar su identidad» que supone «el golpe más duro sufrido por el partido desde su fundación».
Con el nuevo nombre y la nueva imagen corporativa y una estrategia en la que ha conseguido que se hable más de su amor por los gatos que del extremismo de su partido, Marine Le Pen ha hecho temblar la política francesa logrando no solo meterse en la segunda vuelta de las presidenciales de este fin de semana sino superar el 40% de los sufragios y convertirse en una amenaza para las elecciones legislativas, que tendrán lugar el próximo 12 de junio y en las que peleará por una mayoría en la Asamblea.
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