Estupor en Pakistán después de que un chico se cortase una mano «para no ser hereje»
El joven confundió una pregunta del imán en una mezquita, y tras ser acusado de blasfemo decidió amputarse la mano derecha para «limpiar su pecado»
Un nuevo caso de violencia relacionado con la polémica Ley de la Blasfemia ha vuelto a sacudir a la sociedad de Pakistán, una de las comunidades musulmanas más extensas del mundo. Según relata "The New York Times", los hechos se produjeron en una localidad del Punjab, en el este del país, cuando un joven de 15 años se aproximó al imán de su mezquita con una bandeja en la que llevaba su mano derecha, que acababa de guillotinar en su casa, para dársela como ofrenda.
El suceso, según diversos relatos, tuvo como antecedente una reunión del responsable de la mezquita con un grupo de jóvenes, en la noche del 1o de enero, en la que el imán Shabir Ahmad pidió que levantara la mano el que no amase al profeta Mahoma. Un chico de origen campesino, Anwar Ali , no entendió bien la pregunta y creyó que el clérigo pedía que levantase la mano el que sí amaba a Mahoma. Su sorpresa fue mayúscula cuando vio que era el único que la levantaba, y más aún cuando el imán se le acercó gritándole "¡blasfemo!".
El joven de 15 años regresó hundido a su casa, y allí se cortó la mano derecha, que inmediatamente llevó al imán como ofrenda "para que le perdonara el pecado".
Al ver las consecuencias de su actuación, el imán Shabir Ahmad huyó del pueblo, pero fue capturado y apresado poco después por la Policía. Una protesta de clérigos de la región llevó días después a las autoridades a ponerle en libertad , pero cuando el caso trascendió a la prensa internacional las autoridades volvieron a encarcelarle, acusándole de terrorismo y otros cargos. La familia del chico considera, no obstante, que el imán no actuó mal y no ha presentado cargos contra él.
El caso ha vuelto a recordar la profusión de acusaciones que se producen en Pakistán por presuntos insultos a Mahoma o al Corán . Según la vigente Ley de la Blasfemia -hecha a medida de la ley coránica, la Sharía- el condenado puede ser castigado con la pena de muerte; pero muchas veces no llega a producirse ni siquiera juicio, porque una vez que corre la voz las víctimas de la acusación son linchadas por una muchedumbre de musulmanes fanáticos.
Diversas organizaciones internacionales han pedido al gobierno de Islamabad que anule la ley, pero este se resiste para no malquistarse con los poderosos partidos ultrarreligiosos. El caso más emblemático es el de la cristiana paquistaní Asi Bibi , que aún sigue en el corredor de la muerte tras sufrir acusaciones falsas de blasfema contra Mahoma por parte de vecinas musulmanas.