CLAVES DE LATINOAMÉRICA

La estrategia de la OEA pone contra las cuerdas a Evo Morales

Si no se produce fraude electoral, la oposición ganaría en una segunda vuelta, como apostaba Luis Almagro

El presidente y candidato nuevamente a reelección Evo Morales REUTERS

Emili J. Blasco

Evo Morales ha quedado confrontado, a la vista de la comunidad internacional, ante su aparente intención de seguir de manera ilegítima al frente de Bolivia. La paralización en el suministro de los resultados de las elecciones presidenciales de este domingo, congelados al menos durante gran parte del lunes en el 83,85% del escrutinio, cuando daban a Morales el 45,2% de los votos y a su directo contrincante, Carlos Mesa, el 38,1% , obligando así a una segunda vuelta, muestra que al líder del Movimiento al Socialismo (MAS) se le han torcido las cosas (la ley electoral establece que para ganar hay que obtener el 50% de los votos, a bien por encima del 40% si se saca una ventaja de más de diez puntos al segundo en liza).

La insuficiente victoria de Morales y la clara posibilidad de su derrota en una segunda cita, que debería tener lugar en diciembre, vienen a dar la razón –de momento– a la controvertida estrategia defendida por el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro , frente a la inconstitucional postulación del dirigente boliviano.

Precisamente la OEA expresó su preocupación cuando el Tribunal Supremo Electoral paralizó el domingo por la noche la transmisión de los resultados. Morales aseguró entonces contar con mayoría absoluta , mostrándose seguro de que el voto rural, supuestamente aún por contar, le iba a dar el triunfo completo sin necesidad de balotaje, a pesar de que tanto los resultados provisionales como la encuesta a pie de urna realizada confirmaban la necesidad de segunda vuelta.

Contra la Constitución y el referéndum

Meses atrás Almagro recibió duras críticas de un sector de la opinión pública latinoamericana por no cuestionar la nueva candidatura de Morales a la presidencia de Bolivia, a pesar de que esa postulación está fuera de la Constitución que el propio Morales impulsó en 2009 y de que el pueblo boliviano rechazó en 2016 en un referéndum cambiar la legislación para facilitar una reelección . El Tribunal Constitucional del país, afín a Morales, determinó que presentarse a una reelección es un derecho humano que no se le puede negar a nadie, a pesar de que lo niegan las legislaciones de muchos países especialmente defensores de los derechos humanos.

Si, como sería lógico por los resultados de la primera vuelta, Morales tiene que dejar el poder tras catorce años en él , la arriesgada jugada habrá dado su resultado, pero si el pueblo boliviano acaba aceptando el fraude electoral –bien en las elecciones de este domingo, bien en la segunda vuelta–, entonces el fracaso de la estrategia será estrepitoso: se habrá dado por válida la inconstitucional reelección y además, aceptando la legalidad de una reelección indefinida, Morales puede volver a ser candidato otra vez dentro de cinco años.

El desacuerdo entre la oposición sobre cómo actuar ha llevado al triunfo de Morales en esta primera vuelta. El hecho de que Carlos Mesa, que presidió el país de 2003 a 2005, anunciara su candidatura a las elecciones restó influencia a quienes defendían un boicot a la nueva postulación del líder de MAS. Estos entendían que concurrir a las elecciones era validar un proceso de reelección ilegal y además dejaba el país al albur de un fraude electoral que prolongara aún más años la presidencia de Morales.

A la hora de votar, además, el voto contrario a Morales se ha visto fraccionado. Mesa, con su Comunidad Ciudadana (CC), no ha logrado aglutinar a todos los que desean un cambio de presidente y ha tenido que competir con otra candidatura que hacía del rechazo a Morales su eje de campaña, Bolivia Dice No (BDN), liderada por Oscar Ortiz. Entre ambos finalmente se ha colado el Partido Demócrata Cristiano (PDC), de Chi Hyun Chung, un pastor evangélico de origen surcoreano.

Ya el domingo por la noche, Chi y Ortiz pidieron a sus seguidores que voten por Mesa en diciembre. Solo sumando los votos obtenidos por los tres llegan al 51,34%, y a esa cifra habría que sumar alrededor del 2% logrado por varias formaciones menores.

Movilización de los abstencionistas

Morales solo logró más del 50% de los votos en dos departamentos (La Paz y Cochabamba) de los nueve que tiene el país; venció en otros tres, pero en ellos Mesa se quedó cerca. Morales tuvo sus principales apoyos en la región andina, mientras que en la mayor parte de las llanuras de la llamada «media luna» boliviana –la zona más rica del país por sus yacimientos de hidrocarburos, capitaneada por la ciudad de Santa Cruz de la Sierra– venció Mesa.

En una segunda vuelta es difícil que Morales logre obtener muchos más votos de los logrados el domingo, mientras que la perspectiva de desalojarle del poder puede movilizara a quienes, contrarios al dirigente de MAS, se habían abstenido por considerar inútil el voto.

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