Una Turquía polarizada se lanza a las urnas entre gas lacrimógeno, un temporal y alguna pelea entre partidos

Erdogan ansía la mayoría absoluta para no verse apartado del poder

Simpatizantes de Erdogan en el mitin final en Ankara REUTERS

JAVIER PÉREZ DE LA CRUZ/AGENCIAS

Hay una palabra que repiten continuamente los turcos al preguntarles por las elecciones anticipadas de hoy. «Istikrar» (estabilidad) . Es la principal demanda que exigen a la clase política los partidarios tanto del Gobierno como de la oposición. Probablemente esta sea una de las pocas cosas en las que se pone de acuerdo una sociedad cada vez más polarizada. ¿Cómo conseguir esa estabilidad?

Ahí empiezan los problemas. Los comicios de hoy se presentan cruciales para determinar el futuro Turquía. Casi 57 millones de turcos están convocados a votar por los representantes que formarán el 26º Parlamento turco. Se espera una alta participación, como la ya registrada entre los más de un millón de turcos que han votado desde el extranjero. A pesar de ser la cuarta vez que los ciudadanos van a las urnas en apenas dos años, el interés es máximo, pues estas elecciones se producen en un momento en el que el país atraviesa tres crisis simultáneas: política, económica y de seguridad.

De momento, ha transcurrido tranquila, en un ambiente similar al que ya se vivió en junio, con los electores divididos entre favorables y contrarios al Gobierno, tal y como revelan los votantes consultados por Efe hoy. Según aseguran los medios locales, la primera parte de la jornada transcurrió en una calma casi total, solo en Diyarbakir, la 'capital' de las regiones kurdas, la presencia de policías enmascarados enturbió la percepción de tranquilidad .

Incidentes

En Kocaeli, al este de Estambul, se registró una pelea en un colegio electoral entre partidarios del AKP y el HDP, después de que una persona intentó ayudar a una anciana familiar en el momento en que ésta iba a votar, algo no permitido.

Según el diario Habertürk, la policía intervino con gas lacrimógeno para poner fin al tumulto.

Pero el mayor problema del día, hasta el momento, es un temporal que azota el norte del Egeo y que ha obligado a cancelar los viajes de ferry entre las islas de Gökçeada y Bozcaada y la tierra firme, señala la cadena NTV.

«En los últimos trece años (tiempo que lleva en el poder el partido islamista AKP), las cosas han ido bien en Turquía, hay grandes proyectos, puentes, aeropuertos...», ha comentado Ömer Demirer, de 50 años, dueño de una tienda de productos biológicos.

Pero para lograr ese equilibrio ansiado todavía es necesario superar ciertos escollos. La inestabilidad política arrancó, precisamente, con las anteriores elecciones generales, el pasado 7 de junio. En ellas el AKP, el partido de corte islamista fundado por el actual presidente del país, Recep Tayyip Erdogan , perdió la mayoría absoluta de la que había gozado durante 13 años. Desde aquel día de junio, Turquía está gobernada por un Ejecutivo interino y sus actuaciones están prácticamente congeladas. El AKP reclama un apoyo masivo para no tener que compartir el poder y poder generar «istikrar». «Si nuestra nación decide apoyar un gobierno único, creo que se podrá recuperar el ambiente de estabilidad y confianza del que hemos disfrutado durante 13 años», decía Erdogan hace pocos días durante la celebración del Día Nacional Turquía.

El candidato del AKP, Ahmet Davutoglu , el actual primer ministro, ha centrado la campaña en dos aspectos: promesas económicas -mejoras de las pensiones y un aumento del salario mínimo- y mano dura con las milicias kurdas del PKK.«No creo que el resultado sea muy diferente al de junio»., explica Barin Kayaoglu, analista político. «El AKP no se ha beneficiado de la reaparición del conflicto con el PKK, como sí esperaban que sucediera», añade.

La reactivación de la guerra en el sudeste del país tras dos años de tregua es una de las sangrientas novedades de estas elecciones. Desde el 20 de julio más de 350 personas han muerto. Además, en el capítulo de la violencia hay que sumar los ataques terroristas del autodenominado Estado Islámico. Dos de sus yihadistas cometieron el 10 de octubre en Ankara la peor masacre terrorista de la historia del país. 102 muertos y más de 400 heridos, en un ataque contra una masiva manifestación a favor de la paz.

Mordaza informativa

La creciente presión sobre medios críticos con el Gobierno es la otra novedad. Con 21 periodistas en la cárcel, así como cientos de procesos abiertos y ataques físicos a otros, la mordaza se ha apretado. El último caso es la intervención de Kanal Türk y Bugün TV, dos televisiones pertenecientes al movimiento del influyente predicador Fethullah Gülen , antiguo aliado de Erdogan caído ahora en desgracia.

La oposición acusa al Gobierno de «haber llevado a cabo unas políticas fallidas que han permitido el auge de tanta violencia e inestabilidad». Kemal Kiliçdaroglu, líder de la oposición y candidato del CHP, partido laico y de centro-izquierda , opta por un perfil más conciliador. De hecho, su partido se identifica como el único que es capaz de establecer diálogo con todas las fuerzas políticas, un diálogo, dicen, necesario para la estabilidad.

El sistema electoral turco se caracteriza por exigir un alto porcentaje de votos para poder acceder al Parlamento, el controvertido umbral del 10%. Esto provoca que, en ocasiones, la distribución de diputados esté muy lejos del voto directo. Por ejemplo, en 2002, la primera vez que el AKP logró la mayoría absoluta, lo hizo solo con el 34,28% de los votos.

Los resultados se irán publicando a medida que se vayan contabilizando tras cerrar los colegios electorales (17:00 y 16:00 en las provincias del Este; dos horas más tarde en España). En ellos se espera que también tenga impacto la difícil situación económica que sufre el país. El crecimiento espectacular que ha experimentado Turquía en los 13 años de gobierno islamista ha sido siempre premiado en las urnas por los ciudadanos. La lira turca ha perdido, solo en este año, casi un tercio de su valor en comparación con el dólar. Y a pesar de ello, las empresas turcas venden cada vez menos al extranjero. Según el Instituto Turco de Estadísticas (TurkStat), en los primeros nueve meses del año las exportaciones han caído un 9%.

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