Entrevista al primer ministro portugués
António Costa: «El AVE con España es un tema tabú en Portugal y lo será por mucho tiempo»
El «premier» luso subraya la fuerte recuperación económica de su país gracias al consenso político y el apoyo a la inversión privada y la exportación
En apenas unos años Portugal ha pasado de ser un país rescatado a convertirse en modelo a seguir logrando una envidiable recuperación económica. Ha reducido el déficit, la deuda y el paro; se ha convertido en un foco de atracción de capitales, y la economía crece al mismo fuerte ritmo con que lo hacen el turismo y las exportaciones. Los portugueses han dicho adiós a la austeridad. Pero no ha sido un milagro. Detrás hay planificación política , y la respuesta activa del tejido empresarial que ha sabido encontrar una oportunidad para expandir su negocio fuera de las fronteras.
Este «milagro» luso se ha producido en un novedoso contexto político. El socialista António Costa se convirtió a finales de 2015 en primer ministro a pesar de no ganar las elecciones. Lo consiguió dejando a un lado las diferencias con dos de sus rivales políticos, los comunistas y el Bloco Esquerda (BE), y consiguiendo que lo apoyaran pero sin hipotecarse a sus postulados más radicales. Costa ha demostrado estar dotado para el diálogo y el consenso.
Esta semana el primer ministro luso visitó Madrid para inaugurar la exposición «Pessoa. Todo arte es una forma de literatura», en el Reina Sofía , y aprovechó su viaje para almorzar con Mariano Rajoy . El encuentro fue largo y distendido, entre ambos hay complicidad y una buena relación desde hace ya años. Antes de acudir a la exposición, Costa recibió a ABC en la residencia del embajador de Portugal. Un hombre cercano, amable y con sentido del humor, muy satisfecho por el mutuo cariño que ambos pueblos se demuestran .
-Portugal fue rescatada en 2011 y ha protagonizado una recuperación económica espectacular. ¿Cuál ha sido la fórmula para conseguir este milagro económico?
-Hemos tenido la capacidad de fijar unos objetivos que se han mantenido incluso con el cambio de gobierno y de políticas. Había diversos caminos para llegar al mismo punto y hoy tenemos un crecimiento sólido apoyado en las inversiones privadas, muchas de ellas extranjeras, y un crecimiento de las exportaciones del 11% que están siendo el gran motor de la recuperación económica. También hemos introducido cambios en la cohesión social para recuperar la confianza de los ciudadanos, con una nueva política de ingresos de las familias y una fuerte reducción del paro. En los dos últimos años la tasa de desempleo ha caído del 12,6% al 8% y seguimos trabajando para reducirla todavía más.
-El anterior Gobierno de Pedro Passos Coelho fue el encargado de activar las medidas impuestas por la troika. ¿Sería posible este crecimiento económico sin haber pasado por los duros años de la austeridad?
-No voy a abrir una pelea sobre el pasado. El pasado, pasado está. Lo importante es que hemos pasado página y hemos podido alcanzar el déficit más bajo de nuestra democracia, 1,2% del PIB y el crecimiento más fuerte desde principio de siglo, del 2,6%. Además hemos empezado a reducir la deuda y el paro. La historia de un país es algo continuo. Desde Afonso Henriques hasta hoy, todos hemos contribuido para lo bueno y para lo malo. Lo importante es seguir hacia delante.
-¿Cómo han conseguido atraer tanta inversión extranjera?
-Es el fruto de una inversión continua, en las últimas décadas, en la cualificación profesional de los recursos humanos. Sobre todo en los sectores de servicios a empresas, como informática, desarrollo de nuevas aplicaciones o servicios financieros. Todo ello lo ha apoyado una generación preparada que está siendo la clave de la atracción extranjera.
-¿En qué pueden mejorar las relaciones con España?
-No logro encontrar un solo problema entre ambos países. Es nuestro mejor cliente, el turismo español crece en Portugal y hay muy buena relación entre jefes de Estado y de Gobierno, entre los alcaldes y la cooperación en la frontera. El gran desafío para la economía portuguesa es el de comprender de una vez por todas que no se puede ver a sí misma como un mercado de 10 millones sino como parte de un gran mercado de 60 millones. Y siempre es posible hacer algo más. Creo que el próximo reto es concluir la negociación del mercado ibérico de gas natural, incrementar las interconexiones bilaterales y la capacidad de interconectarnos con mayor capacidad con el centro de Europa. El segundo reto en el que trabajamos es el desarrollo de nuestra zona de frontera, más pobre y menos poblada.
-Y en ese contexto, el AVE encajaría muy bien.
-El AVE es un tema tabú en la política portuguesa y lo será por mucho tiempo. Ahora estamos intentando hacer algo muy importante para el próximo marco financiero europeo. Se trata de desarrollar un proceso de planificación para poder obtener un acuerdo de dos tercios en el Parlamento para estabilizar las estrategias de desarrollo como algo nacional y no partidista. No hay ningún lugar en el mundo donde la derecha y la izquierda se diferencian por ser pro-AVE o contra el AVE. Desgraciadamente en Portugal hubo un tiempo en el que el gran tema de diferenciación política era el AVE, la inversión en infraestructuras y la inversión pública. Necesitamos un tiempo de tranquilidad. También perdimos la oportunidad de hacer un nuevo aeropuerto. Hay que apartar del debate partidista todos esos temas. Un día la cuestión no será la unión Lisboa–Madrid, sino que habrá que mirar la red de alta velocidad desarrollada en gran parte de la Península Ibérica en la que nosotros estaremos fuera. Pero por el momento este es un tema tabú y no creo que se pueda discutirse durante un cierto tiempo.
-La presencia de China en Portugal es muy significativa ¿Hay inquietud por estar en manos de los chinos?
-Hemos sido siempre una economía muy abierta, algo normal para un país pequeño. Hemos aprendido que hay que tener políticas claras y buenas relaciones con los inversores. Hace unos años había un gran clamor porque la banca estaba dominada por la banca española. Ahora la moda es China. Lo que realmente ocurre es que tenemos inversiones equilibradas e intentamos que puedan venir más inversiones. El Santander y La Caixa, por ejemplo, han hecho grandes inversiones en banca, los chinos han entrado con fuerza en el sector energético y los franceses en el aeroportuario. Nuestra estrategia es diversificar las inversiones sabiendo que hoy el mundo no es Europa. Si los chinos vienen, son bienvenidos, como los americanos o cualquier otra nacionalidad. Somos una economía abierta en la que España sigue siendo bienvenida, pero los otros también. Si esa competencia existe a nivel internacional tenemos mejores condiciones para relacionarnos con todos.
-¿Lisboa puede aprovechar el Brexit atrayendo inversiones británicas?
-Estamos haciendo nuestro trabajo, porque una parte importante de las empresas británicas quieren quedarse en la UE. Lisboa u Oporto ofrecen condiciones óptimas. Tenemos el mismo horario, estamos a dos horas de Londres y aquí se habla un inglés fluido. Creo que muchos servicios auxiliares de empresas se pueden instalar en Portugal.
-En términos fiscales, podría decirse que en algunos aspectos es un gobierno de izquierda con una fiscalidad de derechas.
-La fiscalidad de las empresas se ha mantenido estable, añadiendo una mayor carga a las empresas con niveles de renta muy elevadas. Pero la política fiscal ha rebajado las cargas de la renta individual. Se ha eliminado una sobretasa creada en tiempos de la troika. Hemos reforzado la progresividad para los tramos más bajos de renta, lo que ha sido importante para reforzar los ingresos de las familias. El nivel de endeudamiento familiar ha bajado en los últimos años porque con el fin de la austeridad hemos mejorado salarios y se ha reducido la carga fiscal.
-¿Ha sido difícil convencer a sus socios comunistas y del Bloco?
-En todos nuestros programas estaban esas medidas y los acuerdos nos llevaron a aplicarlas antes de lo esperado. No ha sido un gran esfuerzo convencerlos, al revés, me han convencido más ellos a mí.
-¿No querría hacer política en España?
-(Risas)
-El paro acaba en 2017 con una tasa por debajo del 8%. Una cifra envidiable para países como España. ¿Algún consejo para nuestro país?
-Los mercados laborales son diferentes y España ha tenido siempre una tasa muy superior. Y los sistemas de protección son también distintos. Para nosotros un 12% de paro era insoportable, el 8% sigue siendo mucho y estamos aplicando una política de dinamización de la economía para la creación de empleo. No podemos recurrir a la inversión pública por la deuda que tenemos. Pero lo estamos haciendo gracias a una buena gestión de los fondos comunitarios y a la capacidad de atraer inversión. Hay algo muy importante: conseguimos cambiar el perfil de cómo los inversores extranjeros miran a Portugal. Ya no somos un país con salarios bajos, sino que tenemos profesionales muy preparados que pueden desarrollar servicios de alto valor añadido. Mucha gente ha descubierto que Portugal es un país seguro, con buen clima, gente agradable y buena gastronomía. El crecimiento del turismo ayuda en términos económicos y muestra una nueva imagen del país.
-¿Le está resultando difícil mantener el apoyo puntual de sus socios, siendo un gobierno en minoría?
-Este Gobierno ha empezado por ser una sorpresa para todos, incluso para nosotros. Después de 40 años peleando no es fácil sentarse a la mesa y encontrar una solución. Pero nuestra historia lo ha facilitado. Estaban muy claras nuestras diferencias, y nadie tiene que afirmar su identidad porque se comprende bien lo que nos distingue. Pero si había algo concreto que podíamos pactar para hacerlo juntos. Miramos el programa y retiramos lo que nuestros socios no podían aceptar. Nos centramos en lo que podíamos hacer juntos y dejamos las cuestiones en las que seguimos teniendo distintas posturas. La solidez del proyecto está en haber cumplido siempre lo pactado. Hemos cumplido con los plazos de devolución de las pensiones, con la reducción de impuestos y las medidas de educación, sanidad… Yel aumento del salario mínimo. Al principio mucha gente tenía dudas sobre lo que iba a durar este Gobierno, pero ya hemos aprobado tres de los cuatro presupuestos de esta legislatura.
-¿Será candidato en las próximas elecciones?
-Si gozo de buena salud, sí.
-El verano pasado vivió una dura crisis con los incendios, un fenómeno que también se ha sufrido en España. Debió ser uno de los momentos más difíciles. ¿Qué están haciendo para evitar que vuelva a ocurrir? ¿La experiencia española les ha aportado algo?
-Aquel fue el momento más traumático de toda mi vida política. Ni imagino volver a vivir lo que ocurrió este verano. Aprendimos mucho con la experiencia de España. Estamos invirtiendo sobre todo en la prevención y en integrar esa prevención con el combate de incendios. Vamos a profesionalizar mejor la lucha antiincendios, aunque eso lleve su tiempo. Tenemos problemas estructurales que se agravan con las alteraciones climáticas de las últimas décadas. Llevamos dos años de sequía severa y unas temperaturas muy altas. Sin una buena prevención y con temperaturas extremas tenemos resultados dramáticos.
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