Las encuestas británicas patinaron en las elecciones por elegir mal la respuesta
Representaron de más a los simpatizantes laboristas, más asequibles para los encuestadores
Las firmas británicas de sondeos patinaron de manera bochornosa en las elecciones generales de mayo del año pasado. Durante las últimas cinco semanas de campaña todas pronosticaron un empate técnico entre el conservador Cameron y el laborista Miliband , sin embargo al final los tories lograron su primera mayoría absoluta desde 1992 (36,9% frente a 30,4%), con 99 escaños más que sus rivales. ¿Qué falló? El Consejo Británico de Encuestas, que agrupa a las compañías, ha encargado un estudio independiente a nueve expertos , que concluyen que el problema es que se hicieron mal las muestras, primando más de lo debido a los simpatizantes laboristas, más asequibles, e infravalorando a los votantes conservadores.
El informe ha estudiado 27 encuestas de 19 institutos , que en total entrevistaron a 47.196 ciudadanos. De ellos 15.291 dijeron que iban a votar conservador y 15.368, laborista. A la vista de esos datos se cantó el empate. Pero lo que se destapa ahora es que las compañías para ahorrarse tiempo y dinero no prepararon las muestras como es debido.
Los votantes mayores de 70 años, mayoritariamente conservadores, fueron infrarrepresentados . La importante firma YouGov, por ejemplo, pagó a panelistas vía internet para completar el volumen de encuestados que consideraban representativo. Pero muchos ancianos que votan están todavía fuera del entorno digital.
Tras las elecciones se ha hecho también un gran estudio que prueba que tomando solo a los encuestados que aceptan la entrevista a la primera llamada, los laboristas se sitúan seis puntos por delante. En cambio entre el grupo de los que son difíciles de entrevistar, los que requieren llamarlos tres veces o más, el voto conservador tiene una ventaja de once puntos. Se habla así de un «votante atareado» , de perfil derechista , al que es más difícil de acceder. Si no se hace el esfuerzo para romper esa inercia, las muestras quedan viciadas y el resultado es incorrecto, que es lo que ocurrió en las pasadas generales.
Voto joven
Además, se cree que los institutos demoscópicos leyeron también mal el voto joven.
De cara al futuro, Patrick Sturgis, el profesor de la Universidad de Southampton que ha dirigido el estudio autocrítico de las empresas, cree que «las compañías tendrán que ser más proactivas e imaginativas a la hora de contactar con aquellos a los que no llegaron en 2015».
Como siempre parte del problema radica en que hacer las cosas bien es más caro . Resultaría interesante un estudio similar en España, donde se publican sistemáticamente algunas encuestas de universos raquíticos y de cuya composición nada se sabe, lo que se traduce también en baja fiabilidad y errores.