El enclave rebelde de Duma vuelve a manos de Al Assad entre las acusaciones del ataque químico
Los milicianos del Ejército del Islám serán evacuados junto a sus familias al norte de la provincia de Alepo a cambio de la excarcelación de todos los prisioneros que tenían en su poder
Los milicianos del Ejército del Islam que quedaban en Duma llegaron a un acuerdo con el Gobierno sirio para abandonar la ciudad y lo hicieron apenas unas horas después de la denuncia de un nuevo ataque químico. La rendición del último gran grupo armado presente a las afueras de Damasco quedó eclipsada por la acusación de la Defensa Civil Siria, también conocida como los «cascos blancos», y la ONG Sociedad Médica Siria Americana al ejército sirio de matar al menos a 49 civiles y herir a otros 500 tras lanzar un barril explosivo con gas nervioso sobre el último bastión opositor que resistía en Guta. Estas organizaciones, presentes en las zonas bajo control de la oposición en Siria, difundieron vídeos a través de las redes sociales en los que se veía a familias enteras aparentemente asfixiadas en los sótanos donde se refugiaban de los bombardeos y también a niños con problemas respiratorios recibiendo cuidados en centros médicos.
La dureza de las imágenes provocó la inmediata condena internacional, pero tanto las autoridades sirias como sus grandes aliados, Rusia e Irán, negaron de manera rotunda el uso de armas químicas en los bombardeos de Duma y, como ya ocurrió en otras situaciones similares, no hubo fuentes independientes sobre el terreno con capacidad de verificar lo ocurrido. El ministerio de Defensa ruso emitió un comunicado en el que aseguró que «el objetivo de estas falsas conjeturas, totalmente infundadas, es proteger a los terroristas y a la oposición radical que rechaza un arreglo político y, al mismo tiempo, intentar justificar posibles ataque militares desde el exterior» y alertó de las «graves consecuencias» que acarrearía «una intervención militar bajo pretextos inventados y fabricados en Siria, donde se encuentran soldados rusos». La agencia oficial siria, SANA, también rechazó cualquier responsabilidad de las fuerzas sirias y aseguró que «las denuncias del uso de sustancias químicas en Duma son un intento claro de impedir el progreso del Ejército».
La alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Federica Mogherini , condenó «en los términos más enérgicos» el uso de armas químicas y pidió «una respuesta inmediata de la comunidad internacional». Para la diplomática italiana «la evidencia apunta hacia otro ataque químico por parte de la régimen».
La ONU acusa al régimen
El último gran ataque con armas químicas en Siria se produjo en abril del año pasado en Jan Sheijun , localidad de la provincia de Idlib. Aunque Siria y Rusia lo negaron, después de cinco meses de investigaciones Naciones Unidas publicó un informe en el que culpó al ejército de emplear armas prohibidas en ese ataque en el que murieron 83 personas, entre ellas 28 niños y 23 mujeres , y otras 293, incluidos 103 menores, resultaron heridas.
Jan Sheijun –que provocó la respuesta de Donald Trump con el primer ataque directo de EE.UU . al Ejército sirio- no fue un caso aislado ya que, según la ONU, su equipo de investigación logró documentar 33 ataques con armas químicas desde el inicio de la guerra en Siria en 2011. De ellos, el organismo internacional atribuyó 27 a las fuerzas del régimen sirio, mientras que en seis casos no fue capaz de identificar a los autores. Estas cifras llevaron a la ONU a concluir que «las fuerzas gubernamentales han mantenido el patrón de uso de armas químicas contra civiles en las zonas controladas por la oposición».
Acuerdo en Duma
En medio del cruce de acusaciones, los medios sirios informaron del acuerdo final alcanzado entre el régimen y el Ejército del Islam para la evacuación de Duma. Los milicianos de este grupo apadrinado por Arabia Saudí, y que llegó a ser una de las fuerzas de la oposición más importantes, serán evacuados junto a sus familias al norte de la provincia de Alepo a cambio de la excarcelación de todos los prisioneros que tenían en su poder en Duma.
Se repitió una vez más la imagen de los autobuses entrando en una zona opositora para trasladar a los combatientes enemigos a otra zona del país. Hace una semana el Ejército del Islam y Rusia ya alcanzaron un pacto para la salida de los combatientes, pero una corriente dentro de esta facción islamista se opuso al acuerdo y el viernes volvieron a estallar las hostilidades con duros bombardeos por parte del ejército sirio.
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