Empieza en Florida el juicio definitivo a Pablo Ibar tras 16 años en el corredor de la muerte

El español fue condenado a muerte en 2000 por el asesinato de tres personas después de un proceso sin pruebas sólidas

Pablo Ibar, durante su comparecencia ayer en un tribunal de Florida EFE

CARLOS PÉREZ CRUZ

Antes de ser sentenciado a muerte, Pablo Ibar rogó al juez: «Permítame probar mi inocencia porque soy inocente». Dieciocho años después de aquel ruego, ahogado por la lectura de una condena a muerte, el estadounidense de origen español Pablo Ibar, de 46 años, afronta la que probablemente sea su última oportunidad de demostrar que no cometió el crimen por el que se le envió al corredor de la muerte. Su culpabilidad se basó en un vídeo de mala calidad del lugar del crimen donde la fiscalía y nueve miembros del jurado creyeron reconocerle.

Pablo Ibar deposita sus esperanzas ahora en las 18 personas que conformarán el jurado (doce titulares y seis suplentes) y cuyo proceso de selección comenzó ayer en un tribunal de Florida . Esta fase previa podría prolongarse de cuatro a seis semanas y las sesiones del juicio empezar probablemente en enero del próximo año. Se inicia así un camino que el juez Dennis Bailey retrasó en agosto a petición de la acusación, que solicitó tiempo para poder tomar declaración previa a dos testigos que tiene previstos presentar la defensa. Los fiscales siguen defendiendo la pena de muerte para Ibar.

Andrés Krakenberg, portavoz de la Asociación contra la Pena de Muerte Pablo Ibar, se muestra convencido de que el reo saldrá libre en esta ocasión. «Las pruebas de su inocencia cantan», declaró a la agencia Europa Press. Sin embargo, son conscientes de que la fiscalía «lo único que quiere es condenar a muerte a Pablo». Y es que es muy frecuente que en Estados Unidos los fiscales no reculen una vez han defendido y conseguido la condena de un acusado.

Marc Howard, profesor de derecho en la Universidad de Georgetown, en Washington DC, y autor de un libro sobre el sistema judicial estadounidense, que califica de «extraordinariamente cruel», explica para ABC que «los fiscales suelen seguir adelante con su teoría sobre el caso y rechazan las evidencias, incluida la confesión de otra persona». Es lo que califica de «visión de túnel» o «anteojeras institucionales».

La dificultad para darle la vuelta a una condena también se produce, tal y como explica Howard, incluso cuando hay pruebas de ADN exculpatorias. En el caso de Pablo Ibar, en 2016 la fiscalía dijo haber encontrado restos de ADN que coincidían parcialmente con los del español , después de que otras cuatro pruebas anteriores hubieran dado siempre negativo, pero la defensa consideró que el grado de coincidencia no era relevante.

Pablo Ibar lleva 24 años encarcelado . Después de que se le denegara la repetición de juicio hasta en dos ocasiones, en el año 2016 el Tribunal Supremo de Florida admitió que las pruebas condenatorias eran «escasas y débiles» y reconoció que Ibar no contó con una defensa «eficaz».

Los hechos por los que se le enjuiciará tuvieron lugar en junio de 1994, cuando se encontraron los cadáveres de Casimir Sucharski, propietario de un local nocturno, junto a dos mujeres. Los tres fueron ejecutados durante un robo en casa del primero. La defensa, liderada por el abogado Benjamin Waxman, ofrecerá ahora a Ibar lo que no tuvo en sus anteriores juicios: peritos y expertos faciales que intentarán convencer al jurado de que la cara que se ve en el vídeo del asesinato no es la de Pablo.

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