Empate televisivo entre Antonio Costa y Rui Rio a menos de tres semanas de las elecciones en Portugal

El líder conservador del PSD se cuida de atacar demasiado al primer ministro socialista por la posibilidad de una gran coalición en el horizonte

Los dos candidatos, durante el debate EFE
Francisco Chacón

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Cuando faltan solo unos días (22 de septiembre) para las elecciones regionales de Madeira y menos de tres semanas para las legislativas del 6 de octubre, todo Portugal se sentó ante la TV para ver en una de las tres principales cadenas el cara a cara entre el actual primer ministro, el socialista Antonio Costa , y el jefe de la oposición, el conservador Rui Rio.

No era una noche de lunes cualquiera, era la última oportunidad del líder del PSD de intentar recortar posiciones frente al dominio abrumador que dan las encuestas al Partido Socialista: en torno a un 42% de los votos.

Con el pobre 23% que le otorgan los sondeos, a Rui Rio no le quedaba más remedio que afilar las garras… No solo para tratar de arrinconar al mandatario que lleva más de dos años gobernando sin haberse sometido al veredicto de las urnas ( Costa llegó al poder a través de una moción de censura en diciembre de 2015 ) sino para lavar su propia imagen inconsistente y desterrar al fantasma de su antecesor, Pedro Passos Coelho .

Pero el exalcalde de Oporto no terminó de aprovechar la falta de brillantez del exalcalde de Lisboa y ni siquiera recurrió a echarle en cara la red de nepotismo socialista que se conoce popularmente como «familygate» . Ni una sola mención a los hijos, hermanos o primos que se han beneficiado del enchufismo socialista desaforado que vive Portugal en esta última etapa. Hasta salieron a la luz (unas semanas atrás) corruptelas para lograr sitio en los cementerios de la capital por parte de los cargos locales del partido fundado por el difunto Mario Soares, pero Rui Rio no se lanzó por esos derroteros.

Él siempre se había jactado de saber atemperar a los socialistas cuando pactaba con ellos en Oporto, y ahora crece la percepción de que podría fraguarse hasta una gran coalición , en vista de que la mayoría absoluta se adivina difícil y la vigente «geringonça» no atraviesa su momento más álgido debido a las disidencias evidenciadas tanto por los comunistas como por el Bloco de Esquerda.

Debate sosegado

El empate televisivo entre Antonio Costa y Rui Rio se consumó en ausencia de las estridencias , aunque en realidad salió ganando más el líder conservador, tan baja era su expectativa inicial.

El político portuense, que viajará a París este fin de semana con el objetivo de atraer a la comunidad lusa en la capital francesa, hizo gala de su característica estrategia de tibieza , que le hace aparentar una corrección que, en el fondo, esconde el acecho de un zarpazo.

Rio no se cree las cuentas presentadas por el Gobierno socialista y sabe perfectamente que la congelación de las inversiones públicas se ha traducido en un acusado deterioro de la Sanidad y los transportes públicos, convertidos en un auténtico calvario para los portugueses de a pie, sobre todo en Lisboa.

El test inminente de los comicios autonómicos en el archipiélago de Madeira tiene más importancia de la que parece. Los conservadores del PSD llevan gobernando en Funchal desde la Revolución de los Claveles, pero ahora los socialistas serían capaces de reproducir a nivel isleño la «geringonça» puesta en pie a nivel nacional con el (volátil) sustento de la izquierda radical.

En cualquier caso, Antonio Costa saca pecho a causa de la estabilidad política que exhibe Portugal, en contraposición con el colapso que se vive en la vecina España.

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