El Ejército ucraniano asegura que Rusia se dispone a tomar Odesa desde el mar

Si la ciudad cayese en manos de rusas tendría más fácil completar la toma de toda la parte sur de Ucrania

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La costa de Odesa se prepara para la posible llegada de las tropas rusas EP

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Cuando se cumple una semana del inicio de la «operación especial» lanzada por el presidente Vladímir Putin contra Ucrania, el Estado Mayor de Ejército de Kiev aseguraba ayer que en el mar Negro, frente a la costa de la ciudad portuaria de Odesa, se han detectado cuatro navíos de desembarco rusos de gran tamaño y tres lanchas rápidas armadas con misiles. El departamento castrense ucraniano cree que tales movimientos indican que Rusia lanzará en breve un ataque con el objetivo de hacerse con Odesa, pero advierte que «el enemigo será recibido calurosamente», afirmando que el dispositivo de defensa de la ciudad está ya preparado.

El nuevo gobernador de Odesa, nombrado ayer por el presidente Volodímir Zelenski, es Maxim Márchenko, excomandante del grupo ultranacionalista, Batallón Nacional Aidar. En Moscú le consideran un «nazi». Si Odesa cayese en manos del Ejército ruso, tendría más fácil completar la toma de toda la parte sur de Ucrania, que perdería muy probablemente la salida al mar Negro como ya ha sucedido con el de Azov.

Un poco más al este de Odesa, el alcalde de Jersón, Ígor Kolijáyev, ha mantenido conversaciones con las tropas rusas, pero aclaró que no era para negociar nada . «No les prometí nada, solamente les trasladé que estoy interesado en el funcionamiento normal de nuestra ciudad», aseguro ayer Kolijáyev. Según sus palabras, difundidas a través de Facebook, «les pedí simplemente no disparar a la gente (…) no tenemos tropas en la ciudad, sólo civiles».

El miércoles, hubo manifestaciones en Jersón «contra la ocupación rusa» . Según el alcalde, se han pactado con el Ejército ruso un toque de queda entre las ocho de la tarde y las seis de la mañana, el restablecimiento del transporte público y la actividad de empresas y comercios. «Los militares no serán provocados, los vehículos deberán circular a baja velocidad y estar listos para mostrar en cualquier momento lo que llevan dentro», avisó. «Seguimos bajo bandera ucraniana y, para que siga siendo así, tendremos que cumplir sus condiciones».

El miércoles, el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Ígor Konáshenkov, anunció que «las divisiones de las Fuerzas Armadas rusas tomaron el control total de la capital regional de Jersón », información que Kolijáyev desmintió después. No obstante, sí es cierto que el dispositivo militar ruso controla las principales instalaciones de la ciudad, el puerto fluvial en el río Dniéper, la estación de ferrocarril, los centros de comunicaciones, edificios oficiales y otros emplazamientos de importancia. La provincia de Jersón, que limita al sur con Crimea, también está bajo el completo control de las fuerzas rusas.

Ayer se supo que el martes falleció en Járkov en un bombardeo una observadora de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa. «Marina Fénina, miembro nacional de la Misión Especial de Vigilancia de la OSCE en Ucrania falleció en un bombardeo en Járkov, el 1 de marzo (…) cuando iba a comprar provisiones para su familia», se asegura en un comunicado de la organización difundido a través de su web. Járkov lleva varios días sometida a duros bombardeos de las tropas rusas.

Ayer fueron alcanzadas por las bombas la catedral de Járkov y tres escuelas . En la misma región de Járkov, en la localidad de Izium, son ya ocho los muertos, dos de ellos niños, por un ataque aéreo ruso que impactó contra un edificio de viviendas en la noche del miércoles, según asegura el rotativo ruso 'Nóvaya Gazeta', que cita al vicealcalde de la localidad, Vladímir Matsokin.

En Chernígov, al norte de Kiev, las autoridades locales daban cuenta ayer de una treintena de civiles muertos como consecuencia de la ofensiva rusa. El gobernador de la región de Chernígov, Viacheslav Chaus, escribió en Telegram que «muchos edificios residenciales y escuelas resultaron dañados (…) y no hay instalaciones militares cerca. Lo que hay son hospitales, escuelas, guarderías y edificios altos». El alcalde de Chernígov, Vladislav Atroshenko, según la agencia ucraniana UNIAN, denunció que están siendo bombardeados con proyectiles de gran calibre (…) igual que los ataques de los nazis contra nuestra ciudad en 1941«. Una de las bombas cayó en un depósito de combustible causando un enorme incendio, según el canal de Telegram Shot, que difunde un vídeo del desastre.

Mariúpol, en la parte de Donbass bajo control de Kiev y a orillas del mar de Azov, sigue rodeada por las tropas rusas y las fuerzas separatistas de Donetsk , pero no ha sido tomada todavía. Según su alcalde, Vadim Boichenko, la ciudad está sin calefacción, electricidad y sin suministro de agua. El Ejército ucraniano resiste, pero cada vez son más fuertes los bombardeos mientras el número de muertos y heridos crece.

Al comienzo de una nueva reunión de su Consejo de Seguridad, Putin afirmó ayer que la operación en Ucrania «avanza según lo planeado» contra los «neonazis» con la intención de apoyar a los ucranianos, quienes, dijo, «forman con los rusos un solo pueblo». Aseguró que no «cederá» en su empeño de acabar con los «neonazis» y los «mercenarios extranjeros», quienes, según su punto de vista, «utilizan a los civiles como escudos humanos».

Por otro lado, está levantando cierta polémica la decisión de Rusia de enviar a las zonas ocupadas «ayuda humanitaria» en columnas especiales de camiones con medicamentos, mantas, alimentos, agua potable y otros pertrechos. Hace ocho años, Moscú tomó la misma decisión en relación con Donbass y Kiev denunció que lo que había en el interior de algunos de los vehículos no era tal ayuda sino armas y munición, una forma ingeniosa de evitar que los convoyes transporten material bélico sin ser atacados. El primer envío llegó a las zonas fronterizas de la región de Járkov el miércoles procedente de Bélgorod, informan las agencias rusas.

La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) ha aprobado una resolución condenando a Rusia por tomar las centrales atómicas ucranianas de Chernóbil y Zaporiyia durante la actual intervención militar. A juicio, de la Junta de Gobernadores de la AIEA, las acciones de las fuerzas rusas suponen «una amenaza grave y directa» para la seguridad de las instalaciones nucleares, para su personal y el medio ambiente.

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