EE.UU. trata de enmendar el patinazo de Biden que debilitó a Occidente frente a Rusia

La diplomacia norteamericana se esfuerza por recuperar fuerza en la negociación con Moscú después de que el presidente admitiera que si solo se produce una «incursión menor» en Ucrania la respuesta de la OTAN sería limitada

¿Qué está pasando en Ucrania?

El jefe de la diplomacia de EE.UU., Antony Blinken, con su homólogo ruso, Sergéi Lavrov Reuters

David Alandete y Rosalía Sánchez

La intensa campaña de apaciguamiento y contactos liderada por Estados Unidos con respecto a Rusia no ha dado de momento resultado alguno. El Kremlin se enrocó este viernes y tras mensajes y gestos contradictorios por parte de la Casa Blanca, lanzó todo un ultimátum a los socios atlánticos: quiere que en una semana respondan a sus exigencias de poner coto a la expansión de la Alianza Atlántica hacia el este, y que lo hagan además por escrito.

El jefe diplomático de EE.UU., Antony Blinken , aceptó las condiciones en una reunión mantenida este viernes en Ginebra con su homólogo ruso, Sergéi Lavrov , y ahora vuelve a Washington a informar al presidente Joe Biden , después de que este último consternara a la clase política norteamericana y a Ucrania al admitir en una deslavazada conferencia de prensa mantenida el miércoles que hay diferencias entre los socios de la OTAN sobre cómo responder si Vladimir Putin moviliza las tropas que ha acumulado a las puertas de Ucrania.

En la conversación bilateral de este viernes, el ministro ruso Lavrov dijo que Moscú quiere que la OTAN prometa que nunca se agregará a Ucrania como miembro, que no se desplegarán armas de la alianza cerca de las fronteras rusas y que retirará sus fuerzas de Europa Central y Oriental.

El secretario de Estado Blinken aceptó responder a esas ambiciosas peticiones y dijo que «se centrará en la parte esencial de la propuesta». Lavrov dijo que «no hay ninguna amenaza sobre Ucrania» y se burló de lo que calificó como «amenazas imaginarias», añadiendo que Rusia sí que sufre una «amenaza real, con suministro de armamento e instructores militares» por parte de la OTAN.

Lavrov se refirió con tono despectivo a la UE . «Es un giro bastante interesante el que estamos viendo en Europa. No está claro qué pretenden, quizá recordarle al resto del mundo que existen, y ni siquiera están en estas conversaciones», dijo, dando a entender que su único interlocutor válido en esta crisis es Washington.

Cara a cara con Biden

Sobre la posibilidad de que se produzca una nueva reunión entre Rusia y EE.UU. al más alto nivel, el ministro de Exteriores ruso agregó que «el presidente Putin siempre está dispuesto a verse y hablar con el presidente Biden, pero esos encuentros tienen que ser muy seriamente preparados». Biden también ha dicho que no descarta tener una cumbre bilateral .

El presidente estadounidense ha oscilado entre advertir de duras amenazas a Rusia a admitir en la rueda de prensa del miércoles que si lo que se da en Ucrania es solo una «una incursión menor» puede haber una respuesta más limitada por desacuerdos entre los socios. (Desde el punto de vista de la Casa Blanca, en esta crisis ha sido Alemania el socio de la OTAN más tibio en sus advertencias a Moscú). Cierto es que tras la rueda de prensa la Casa Blanca rectificó de forma inmediata y dijo en un comunicado que «si alguna fuerza militar rusa cruza la frontera con Ucrania, se tratará como una nueva invasión, y se encontrará con una respuesta rápida, severa y unida de EE.UU. y nuestros aliados».

Tropas iraníes, chinas y rusas participan en un ejercicio militar conjunto en el Índico Afp

En esa rueda de prensa, Biden detalló las amenazas que penden sobre Putin, ninguna de las cuales supone, de momento, la movilización de tropas estadounidenses a Ucrania. Biden amenazó con que Europa deje de comprar el gas que proviene de Rusia , que supone el 45% de la economía de ese país, según dijo. Además se vetaría a Rusia en operaciones con dólares en mercados internacionales , lo que probablemente hundiría su sistema financiero. Y también sugirió el presidente estadounidense la posibilidad de que Finlandia se sume a la OTAN, dada «su preocupación por lo que Rusia está haciendo».

Tras el encuentro en Ginebra, el secretario Blinken rechazó en conferencia de prensa la reivindicación esencial de Rusia de que la OTAN desista de extenderse más hacia su territorio actual. «Las puertas de la OTAN seguirán abiertas», dijo Blinken al tiempo que señaló que EE.UU. está «dispuesto a estudiar preocupaciones comunes para garantizar la seguridad y a escuchar a Moscú, pero no estamos dispuestos a retractarnos de los principios fundamentales».

Esta afirmación deja poco margen al proceso diplomático , pero Blinken insistió en que sí hay puntos de acuerdo posibles «por ejemplo en materia de control de armas, de mayor transparencia de las actividades militares y de medición de riesgos».

El jefe de la diplomacia norteamericana rechazó la tesis de «amenazas fantasmas» de Lavrov y afirma que «nosotros no nos movemos por sentimientos sino por datos y por la historia: Rusia sigue desplegando tropas, ahora mismo Putin tiene la capacidad de atacar Ucrania desde varios puntos cardinales. Hemos visto planes para desestabilizar Ucrania y a su gobierno. Rusia invadió ya Ucrania en 2014 y forzó un cambio fronterizo, se hizo con el poder de Crimea».

Las concesiones de EE.UU.

Esta ofensiva diplomática estadounidense comenzó con un encuentro bilateral de la número dos de la diplomacia norteamericana, Wendy Sherman , y el viceministro ruso, Sergéi A. Ryabkov , la semana pasada también en Ginebra. Entonces la diplomacia norteamericana aceptó negociar una enmienda a la retirada unilateral de EE.UU., por decisión de Donald Trump , del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, en vigor desde hacía 40 años y que prohibió la producción, tenencia y pruebas de vuelo de misiles de crucero lanzados desde tierra con una capacidad de alcance de 500 a 5.500 kilómetros. La razón dada por la Casa Blanca para esa salida, que ocurrió en 2019, fue que Rusia violó varias veces el tratado.

De hecho, el presidente Biden ya sabía de esas violaciones cuando era vicepresidente. En 2014, Barack Obama , su jefe, denunció en una carta enviada a Putin que el Pentágono había detectado pruebas con misiles de medio alcance en Europa desde 2008, lo que suponía una violación del acuerdo.

La parte estadounidense planteó en el diálogo de hace dos lunes ideas sobre dónde se podrían ubicar los misiles de alcance intermedio estadounidenses y ruso s. EE.UU. dejó claro, dijo Sherman, que está abierto a discutir «formas en las que podemos establecer límites recíprocos en el tamaño y alcance de los ejercicios militares y mejorar transparencia sobre esos ejercicios».

Tras desplegar sus tropas ante Ucrania, el Kremlin difundió recientemente una propuesta de acuerdo con los miembros de la OTAN y un borrador de tratado bilateral entre Rusia y EE.UU. En virtud de ambos, la Alianza Atlántica tendría que acceder a suspender todos los planes de membresía, no solamente con Ucrania, sino de antiguas repúblicas o satélites soviéticos. También debería poner fin a cualquier ejercicio militar conjunto cerca de las fronteras rusas. A cambio, el Kremlin dice que rebajaría la tensión, retiraría las tropas de Ucrania y respetaría otros compromisos internacionales de desarme y prevención de conflictos.

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