CLAVES DE LATINOAMÉRICA
Un año de la Doctrina Trump para el continente americano
El secretario de Estado, Mike Pompeo, sugiere que la Administración llegará hasta en final en relación a Venezuela
«Prometí ser una voz contra la opresión en nuestra región (...) Lo prometí y yo mantengo mis promesas . A veces, en política, lleva un poco más de tiempo cumplirlas, pero llegaremos ahí». «Mi Administración no se esconderá de esto, ni lo excusará o lo adornará. Nunca, nunca, estaremos ciegos a esto».
Hace justo un año, Donald Trump pronunció en Miami lo que sus colaboradores presentan como las líneas maestras de la política de la nueva Administración en relación a Latinoamérica: una suerte de Doctrina Trump para la región.
Interlocutores de Mike Pompeo, secretario de Estado norteamericano, aseguran que este se remite una y otra vez a ese discurso de Trump, pronunciado el 16 de junio de 2017 en el teatro Manuel Artime de Miami , como el principio rector que está determinando los pasos de Washington en relación al hemisferio occidental. «Ahí está todo», dice en sus conversaciones, en las que Pompeo sugiere que Trump está dispuesto a llevar su política hasta el final.
Si George Bush se desentendió de los avatares políticos de Latinoamérica, debido a la urgente prioridad de guerra contra el terrorismo impuesta por el 11-S, y Barack Obama prefirió rebajar el tono de cualquier tipo de denuncia regional, preocupado en sacar adelante su acuerdo con Cuba, Donald Trump ha recuperado con fuerza la retórica de los valores democráticos y los derechos humanos en el continente.
El discurso de Trump de hace un año estuvo especialmente centrado en Cuba. El presidente se presentaba en Miami para agradecer el apoyo electoral recibido unos meses antes y reafirmar sus promesas de la campaña de las presidenciales. Pero también para verbalizar el compromiso de la nueva Administración con la democracia en el resto del continente.
«Sabemos que es mejor para Estados Unidos que haya libertad en nuestro hemisferio, ya sea en Cuba o en Venezuela, y contar con un futuro en el que la gente de cada país pueda vivir su propio sueño», dijo Trump. El presidente invocó su formulación de «realismo de principios» –el modo como define su posición básica en política exterior– y pidió aplicar también a América Latina su deseo de que las demás naciones asuman su parte correspondiente en la tarea de asegurar el orden internacional. «Los países deberían adquirir mayor responsabilidad de crear estabilidad en sus propias regiones», declaró.
Esas palabras concretaban en dos puntos lo que podríamos llamar Doctrina Trump para América Latina:
1) Presionar sobre los regímenes que abiertamente se aparten de la senda democrática.
2) Empujar a los otros países de la región a que también se responsabilicen de esa presión.
Llegar hasta el final
Como en otros ámbitos, en lo referente a Latinoamérica Trump se ha apartado poco de lo que dijo en la campaña electoral. Dos han sido sus principales actuaciones. Por un lado, la reversión de algunas de las medidas de Obama sobre Cuba; por otro, el aumento de la presión sobre el régimen venezolano , tanto de modo unilateral como en coordinación con otros vecinos regionales. La cuestión de las relaciones con México –Tratado de Libre Comercio de América del Norte y muro/inmigración, asuntos también anunciados en la campaña electoral–, tienen más que ver con la política doméstica.
En cuanto a Cuba, Trump firmó ese mismo día de su visita a Miami de hace un año los decretos que corregían la política de Obama . «La moderación de las restricciones de viaje y comercio de la anterior Administración», dijo el dirigente republicano, « no ayudan al pueblo cubano –solamente enriquecen al régimen. Las ganancias de la inversión y del turismo van directamente a los militares. El régimen toma el dinero y mantiene la propiedad sobre el sector. El resultado de las acciones ejecutivas de la anterior Administración han sido solo más represión». Precisó que las reabiertas relaciones diplomáticas se mantendrían, pero añadió que cualquier otro cambio en la relación entre Estados Unidos y Cuba dependerá de «progresos reales» hacia la democracia.
Sobre Venezuela, Trump ha ido cerrando el cerco de las sanciones contra determinados miembros de la cúpula chavista y contra la petrolera Pdvsa , la cual cada vez está encontrando más dificultades financieras. La coordinación de los vecinos regionales a través del Grupo de Lima, la movilización en la Organización de Estados Americanos y las sanciones impulsadas por la Unión Europea muestran también avances en el deseo estadounidense de que otros países se impliquen seriamente.
Varios interlocutores de Mike Pompeo aseguran que cuando este se remite al discurso de Miami de hace un año está queriendo decir que hay un plan detrás de la actuación de la Administración y que esto, referido a Venezuela, significa que Washington tiene disposición de llegar hasta el final para resolver la crisis humanitaria que vive el país caribeño.
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