Diluvio de críticas contra Trump por pedir que EE.UU. no admita a los musulmanes

La propuesta del precandidato presidencial logra un inédito consenso de los demás aspirantes, republicanos y demócratas

Una seguidora de Trump grita a una persona contraria a las políticas del precandidato republicano, durante un mitin en Mount Pleasant (Carolina del Sur) Reuters

MANUEL ERICE

Donald Trump ha logrado algo no visto hasta ahora en la carrera hacia las primarias y que muchos se preguntaban cuándo ocurriría: poner de acuerdo a todos los demás aspirantes electorales, demócratas y republicanos. Su propuesta de que se prohíba la entrada a Estados Unidos a los musulmanes , intentando sacar partido así a la ola de temor al terrorismo islamista que recorre el país tras la matanza de California , provocó este martes un rechazo unánime . También se desmarcaron el neurocirujano Ben Carson y Ted Cruz , alineados en el espectro más conservador del republicanismo. Líderes mundiales se sumaron al rechazo, como el primer ministro británico, David Cameron , y su homólogo francés, Manuel Valls . Las comunidades islámicas condenaron el carácter discriminatorio de la iniciativa.

Ocurre cada vez que las encuestas empiezan a flaquear. Es la particular forma que tiene Trump de avivar su campaña , con bravatas, descalificaciones o bien propuestas radicales. Esta vez a raíz de anunciarse que su rival directo Ted Cruz le había alcanzado en Iowa, estado en el que arrancarán las primarias el 1 de febrero con sus célebres caucuses, el millonario volvió a buscar el ruido. En su disparatada espiral, Trump exigió que «se prohíba la entrada a los musulmanes hasta que nuestras autoridades aclaren qué ha ocurrido», en alusión a la investigación del ataque terrorista en el que murieron 14 personas en San Bernardino (California), que ha revelado que los asesinos eran seguidores de los yihadistas de Daesh . Es la forma que tiene el polémico magnate de intentar conectar con los votantes republicanos más conservadores, un método que le ha venido funcionando con efecto casi inmediato, al menos en apariencia.

«Hay una forma de hacer América más grande: que Trump se vaya al infierno»

No sólo los demócratas salieron al paso. Además de Hillary Clinton , Bernie Sanders y Martin O´Maley , que acusaron a Trump de dividir al país con sus llamamientos «condenables», «racistas» y «fascistas», respectivamente, entre los republicanos, los gobernadores de Nueva Jersey y de Ohio, Chris Christie y John Kasich , junto a quien lo fuera de Florida, Jeb Bush , apuntaron la idea de que esto invalida al neoyorquino para llevar las riendas de la nación. Christie se refirió a él como «alguien que no sabe de lo habla», Kasich le llamó «incapacitado para liderar Estados Unidos» y Bush le tachó de «trastornado». El más duro en sus comentarios fue el senador Lindsay Graham , quien acusó a Trump de «poner en peligro la vida de nuestras tropas». Y, en alusión al eslogan del millonario, aseveró: «Hay una forma de hacer América más grande: que Trump se vaya al infierno».

El senador Marco Rubio apostó por la necesidad de «unir el país», y recalcó que «este tipo de declaraciones ofensivas y fuera de tono van en la dirección contraria».

«Esa no es mi política»

Quizá porque disputan un espectro más conservador, Ben Carson y Ted Cruz eligieron una forma más prudente de oponerse. El neurocirujano se mostró contrario a que se discrimine a nadie «por motivos religiosos», mientras que el senador, muy parco, se limitó a afirmar «esa no es mi política».

Dick Cheney , quien fuera vicepresidente con George W. Bush , cerró así el paso a la propuesta de Trump: «La sola noción de prohibir la entrada a alguien por motivos religiosos va en contra de todo lo que defiende y cree Estados Unidos».

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