¿Por qué es tan difícil cerrar Guantánamo?

La reubicación de los 91 presos que siguen encarcelados se enfrenta a la férrea oposición del Congreso, con mayoría republicana, que no quiere que ninguno sea trasladado a territorio de EE.UU.

Cerrar Guantánamo fue la gran promesa electoral de Obama REUTERS

ABC

Barack Obama lleva cuatro años luchando para cumplir una de sus promesas electorales: cerrar Guantánamo. El tiempo de su legislatura se acaba y el presidente estadounidense no ve su deseo realizado, de ahí que haya apretado el acelerador y presentara ayer su plan para clausurar la prisión. Lo que no está muy claro es si lo logrará, o tendrá que renunciar a este objetivo.

Su principal piedra de toque es el Congreso, con mayoría republicana, que en su día ya aprobó una ley que prohíbe transferir prisioneros de Guantánamo a cárceles en suelo estadounidense . Mientras que las transferencias a otros países debían ser comunicadas con 30 días de antelación.

Esto no ha detenido a Obama, dispuesto a utilizar una orden ejecutiva si es preciso, que solo podría ser echada abajo con los votos de dos tercios de las dos cámaras que conforman el Congreso , para lo que sería necesario que algunos demócratas también votaran en contra, algo no descartable pues ya en 2009 bloquearon el presupuesto necesario para cerrarla, que era de 80 millones de dólares.

Entre los escollos para cerrar Guantánamo se encuentra la oposición de muchos legisladores a que los presos de Guantánamo sean juzgados por tribunales civiles en territorio estadounidense , con todas las garantías procesales que ello les concedería a los acusados.

También hay intensa oposición a transferir a los detenidos -un total de 56- a cárceles de máxima seguridad en EE.UU.,. Algunos de los argumentos esgrimidos para rechazar su traslado a suelo nacional es el temor a que, ya dentro del país, puedan escapar y convertirse en un problema de seguridad . Por otra parte, los mismos temores apuntan a que las propias prisiones podrían ser blanco de un ataque para facilitar la fuga de los detenidos. A ello hay que añadir que Obama necesitariá realizar una reforma de ley.

Los 35 prisiones restantes deberían ser enviados a prisiones del extranjero, acuerdos que todavía han sido llevados a cabo. Tampoco convence a muchos de los legisladores la idea de mandar de regreso a algunos de los reclusos a sus países de origen, pues alegan que ellos reincidirían en su práctica extremista , particularmente si son enviados a países como Yemen.

A esto se suma también el factor tiempo . Eso no quita de la mesa el factor tiempo. Aún si Obama iniciase el proceso de desmantelamiento de la prisión ahora mismo, no hay garantía de poder completarlo en lo que queda de su periodo presidencial, que vencerá en enero de 2017.

Por último, este nuevo impulso coincide con el proceso de primarias, que será seguido después por la campaña de los candidatos a la presidencia, de ahí que a los republicanos no les interese encontrarse con un capítulo tan farragoso abierto

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