En los últimos meses, su situación se ha vuelto aún más peligrosa a causa del recrudecimiento del conflicto interno. Sin embargo, a pesar de los reiterados llamamientos para su protección y evacuación inmediata, refugiados y migrantes siguen expuestos a un altísimo riesgo. Mientras esto sucede, más personas están siendo devueltas por la Guardia Costera libia apoyada por la UE al mismo ciclo de violencia y detención que viven en el país.En otras zonas más alejadas de los combates, cientos de personas permanecen encerradas por tiempo indefinido en condiciones dañinas, expuestas a abusos y muertes, y llevadas a la desesperación.. El pan y la pasta son los principales alimentos que se proporcionan a las personas detenidas, lo que hace que una dieta muy pobre se mantenga durante un período prolongado, especialmente para las personas con necesidades médicas. La desnutrición también puede estar relacionada con los síntomas de la tuberculosis.. Misa de domingo para los refugiados cristianos de Eritrea en Zintan.. Un migrante muestra a la cámara sus cicatrices y heridas durante su cautiverio a manos de traficantes.La mayoría ya ha pasado por experiencias terribles en Libia antes de ser trasladados a un centro de detención. Fueron secuestrados por traficantes de personas que los sometieron a violaciones y torturas.. Al sur de Trípoli, en las montañas de Nafusa, personas que necesitan protección internacional y que están registradas ante ACNUR como solicitantes de asilo o refugiadas llevan meses, y en algunos casos años, confinadas sin casi asistencia alguna.Entre septiembre de 2018 y mayo de 2019, al menos 22 personas murieron mientras permanecían detenidas en los centros de Zintan y Gharyan. La mayoría habría fallecido por tuberculosis. Entre las víctimas mortales había hombres jóvenes, mujeres y un niño de ocho años.En el centro de detención de Zintan, 700 personas han permanecido encerradas en condiciones de hacinamiento en un almacén agrícola.. El nivel de trauma y desesperación, agravado por la detención indefinida, es tan profundo y doloroso que se han reportado varios intentos de suicidio. Es habitual que los detenidos tengan que controlar y contener a compañeros de celda con problemas diversos de salud mental para evitar que se autolesionen o agredan a otros.. Las condiciones de saneamiento en el almacén agrícola eran terribles. Las 700 personas detenidas contaban solo con cuatro inodoros que apenas funcionaban, tenían que orinar en cubos, no había duchas y apenas tenían acceso a un agua que, además, no era potable.Es probable que un virulento brote de tuberculosis haya estado activo en el centro de detención durante meses.. Las condiciones de saneamiento en el almacén agrícola eran terribles. Las 700 personas detenidas contaban solo con cuatro inodoros que apenas funcionaban, tenían que orinar en cubos, no había duchas y apenas tenían acceso a un agua que, además, no era potable.Es probable que un virulento brote de tuberculosis haya estado activo en el centro de detención durante meses.. A principios de año, 50 detenidos que se encontraban en peor estado de salud fueron trasladados desde Zintan al centro de detención de Gharyan. Este centro quedó emplazado en una zona muy militarizada cuando el Ejército Nacional Libio tomó el control de la misma durante su ofensiva sobre Trípoli en abril.La situación llegó a tal punto que los detenidos en el centro recibieron una cadena y un candado para cerrar ellos mismos las celdas y protegerse así de las incursiones de individuos armados en ausencia de guardias.El 26 de junio, 29 personas seguían en el centro de detención de Gharyan cuando las fuerzas El Gobierno de Acuerdo Nacional libio recobraron la ciudad tras intensos combates que incluyeron ataques aéreos. Los detenidos temían por sus vidas y no tenían a dónde ir en medio de la batalla. Finalmente, una semana después, fueron reubicados en Trípoli: ocho de las personas migrantes fueron derivadas por MSF para recibir tratamiento en el hospital y 21 fueron referidas un programa de refugios de una ONG.. Las personas detenidas en Zintan huyen en su mayoría de la persecución y la violencia de Eritrea y Somalia. Algunas llevan confinadas en Zintan desde marzo de 2017. La mayoría llegó al centro procedente de otros centros de detención de Trípoli en septiembre de 2018 tras el estallido de los combates en la capital. Las llegadas más recientes se produjeron en mayo tras ser arrestadas en un puesto de control.El almacén principal quedó vacío en junio y las personas refugiadas y migrantes que quedaban fueron distribuidas entre el resto de edificios que conforman el recinto de detención. Algunos duermen ahora en salas de 15 metros cuadrados que acogen a un máximo de 20 personas..