Derrota histórica del partido que intentó que Quebec se independizara de Canadá
Los independentistas de la provincia de Quebec obtienen su peor resultado en 45 años y pierden su grupo parlamentario
Los movimientos independentistas de todo el mundo han perdido uno de sus principales referentes: el separatismo francófono de Quebec sufrió en las elecciones provinciales del lunes la peor derrota de toda su historia. En una verdadera debacle, el Partido Quebequés ha caído de 28 escaños a nueve; se ha quedado sin grupo parlamentario, y su líder y varios exministros no han logrado plaza en la Asamblea Nacional. La formación, que ha gobernado la provincia canadiense en cinco ocasiones desde su fundación y ha organizado dos referéndums de independencia, ha quedado descabezada y relegada a los márgenes de la vida política de una región que ve cómo el populismo ha tomado el relevo de un independentismo agotado.
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En la recta final ante las elecciones del lunes el ahora dimitido líder del partido, Jean-François Lisée, endureció sus propuestas en un intento desesperado por evitar la derrota que finalmente le han infligido de todos modos los votantes: erigir una valla en el sur de Quebec para impedir la entrada de indocumentados y votar la prohibición del velo islámico en espacios públicos. Incluso prometió posponer la convocatoria de un referéndum de independencia —el tercero— hasta 2022. No le sirvió de nada. Acabó perdiendo su propio escaño en Montreal, que fue el bastión del voto independentista francófono y hoy está en manos de los izquierdistas de Quebec Solidario.
Fracasos anteriores
«El fracaso del movimiento separatista en los referendos en 1980 y 1995 neutralizó el asunto. Los votantes más jóvenes tienen intereses diferentes a los de sus padres y no entienden cómo la soberanía ayuda a resolver los problemas más importantes para ellos, como el cambio climático o la desigualdad», asegura François Cardinal, director del diario francófono La Presse. «Cada vez hay menos votantes que piensan que la independencia sigue siendo una necesidad».
La alternancia bipartidista en el Gobierno de Quebec entre los nacionalistas y los unionistas del Partido Liberal ha quedado rota por la victoria de la formación conservadora Coalition Futuro de Quebec. Fundado en 2011, el partido ha logrado un 37,4% de los votos y 74 escaños. «Por fin los quebequeses hemos acabado con un debate [el de la independencia] que nos ha dividido durante más de 50 años», dijo en su discurso de victoria el líder de la coalición, el empresario François Legault, quien ha hecho campaña con la promesa de reducir en un 20% la cuota de inmigrantes que Quebec puede acoger, que en este momento está en un máximo de 50.000 por año.
Durante décadas, Quebec ha sido un modelo para los movimientos separatistas de todo el mundo , desde el Kurdistán a Cataluña. Desde los tiempos de Jordi Pujol en la Generalitat, los nacionalistas catalanes han loado el ejemplo canadiense como «un referente positivo», tal y como lo definió el expresidente autonómico en 1999. El actual presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, durante una visita a Canadá el 23 de septiembre, dijo que «la lección de Quebec y Canadá es que desde la política se pueden encontrar soluciones políticas a crisis políticas». Lo cierto es que desde el final del terrorismo nacionalista —ocho muertos— no se han visto en Quebec protestas violentas como el asalto al Parlamento catalán del pasado lunes.
En los años 80, el Partido Quebequés llegó a rozar el 50% del voto, con 80 escaños de un total de 125. Desde el poder, organizó dos referendos sobre la independencia. En ambos ganó el ‹no›. En el primero, en 1980, por un amplio margen de 702.000 votos: 59,56% frente al 40,44%. En 1995 esa distancia se redujo a 54.000 votos, 50,58% del ‹no› frente al 49,43% del ‹sí›.
«La clave está en los jóvenes», explica Eric Montigny , profesor de Ciencia Política en la universidad Laval de Quebec. «Los nacidos después de 1994 han superado el debate sobre la independencia, no lo ven como algo central en la política actual. Su principal motivación son las protestas estudiantiles de 2012, que pedían un recorte en el coste de la educación». El partido que se ha beneficiado de aquella ola de indignación, Quebec Solidario, ha quedado tercero en las elecciones, por encima de los nacionalistas, con un 16% del voto y 20 escaños. Añade Montigny que «es probable que los líderes independentistas sigan ahora el modelo de Cataluña, por el cual no son los políticos, sino grupos culturales y sociales los que mantienen y avanzan su causa».