Claves de Latinoamérica
La democrática Costa Rica gana al «modelo chino» de El Salvador en la pandemia
Las imágenes de los pandilleros presos reflejan el gusto de Bukele por la estética distópica
Quienes inicialmente creyeron que solo dictaduras como la china podían combatir con eficacia la propagación del Covid-19 pronto tuvieron ejemplos de países democráticos que han afrontado el problema convenientemente , como Corea del Sur o Alemania. En el continente americano, un eco de ese debate se manifiesta en la comparación entre El Salvador y Costa Rica, países prácticamente vecinos y de un número de habitantes también próximo.
No es que el salvadoreño sea un régimen dictatorial, pero Nayib Bukele ha aprovechado las circunstancias para acentuar su ya manifiesta proclividad a medidas autoritarias que no tienen en cuenta el equilibrio de poderes entre las instituciones del país y lesionan algunos Derechos Humanos, en una abierta confrontación con la Corte Suprema.
Mediante un confinamiento aplicado de modo especialmente coercitivo –se han detenido a más de 4.000 personas; indebidamente, según los jueces–, Bukele ha logrado minimizar los contagios y mantener los fallecimientos en cifras bajas (hasta este lunes habían muerto 12 personas). Pero igual control sobre la pandemia, sin romper la institucionalidad del país , ha ejercido el gobierno de Costa Rica, con una mortalidad aún menor (6 muertos y una letalidad del 0,85%, la más baja de Latinoamérica).
El Salvador practica «arrestros arbitrarios»
El Salvador fue el primer país latinoamericano en cerrar sus frontera s, impidiendo el ingreso de no residentes. Lo hizo el 11 de marzo, cuando el virus aún no se había detectado en el país, pero ya comenzaba a aparecer en la región. La rápida reacción de Bukele comprendió otras medidas: unas de carácter socioeconómico (supresión temporal del pago de luz, agua, teléfono e internet; aplazamiento del pago de alquileres; moratoria de impuestos, y compromiso de entrega de cheques por valor de 300 dólares), y otras relativas a las condiciones del confinamiento.
Lo que primero fue visto internacionalmente como una ágil respuesta a la crisis mundial, enseguida dio paso a duras críticas por el abuso de poder con que Bukele estaba haciendo ejecutar sus decretos. Entre otras organizaciones, Human Rights Watch ha denunciado un «excesivo uso de la fuerza» y una «ejecución draconiana» de las medidas, con «cientos de arrestos arbitrarios».
Miles de personas que supuestamente incumplían el confinamiento han sido arrestadas y, con riesgo evidente de contagios, hacinadas en centros de internamiento , donde pueden permanecer durante treinta días o más mientras no quede demostrado que no son portadoras del virus (y el Gobierno ha advertido que hacer pruebas a esos detenidos no es una prioridad).
Incurriendo en permanente desacato, Bukele ha desoído ya tres sentencias de la Sala Constitucional de la Corte Suprema contra ese régimen de detenciones, y ha alentado a la Policía a «endurecer» la actitud contra quienes incumplan la cuarentena , incluso «doblando la muñeca» a quien ofrezca resistencia. Lo ha hecho por Twitter, red social en la que anuncia decisiones y en la que continuamente envía mensajes.
Costa Rica invierte más en sanidad
Las cifras oficiales de evolución de la pandemia en El Salvador hablaban hasta este lunes de 535 contagios y 12 muertes . El número de personas infectadas en Costa Rica era algo mayor, 739, si bien la expansión se ha ralentizado y además el número de casos activos es muy similar (alrededor de trescientos). Con solo 6 muertos y casi dos semanas sin fallecimientos, Costa Rica está demostrando en esta crisis una resistencia ejemplar en Latinoamérica. Eso en un clima de relativo consenso político, sin un «hiperpresidencialismo» proclive al autoritarismo.
No es solo la tradición institucional Costa Rica, que suele estar entre los primeros países de la región en términos de práctica democrática , sino también la existencia de uno de los mejores sistemas de seguridad social latinoamericanos, que se beneficia del hecho de que Costa Rica es uno de los pocos países del continente que invierten en salud más del 6% de su PIB.
Gusto de Bukele por la estética distópica
A raíz de la pandemia, que ha dado alas a relatos apocalípticos, Bukele ha reforzado su gusto por una estética dictatorial y distópica. En su cuenta de Twitter han aparecido fotos suyas remarcando el poder de su persona, como en la imagen que publicó llevando mascarilla y sentado tras su mesa presidencial, en un plano largo, con el mensaje: «Los rumores de mi secuestro por parte de extraterrestres son totalmente infundado...», o su fotografía para nuevo perfil en las redes sociales en la que se le veía en una actitud similar y también con mascarilla, sentado a una mesa sideral y un fondo de galaxias: un Gran Hermano que todo lo ve y controla.
Esa estética distópica también se ha manifestado en las impactantes imágenes recientes de cientos de pandilleros presos , todos rapados y hacinados ordenadamente, como imaginamos que sería en el mundo orwelliano de «1984» o en la ficción de «Fahrenheit 451», vigilados por guardas casi propios de la Guerra de las Galaxias.
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