Los demócratas preparan venganza si los republicanos renuevan el Supremo
Algunos sectores apuestan por ampliar el número de jueces y convertir a Washington y Puerto Rico en estados

La batalla política por la renovación del Tribunal Supremo de EE.UU. tras la muerte de la juez Ruth Bader Ginsburg podría convertirse en una guerra total el año que viene. Donald Trump y sus aliados republicanos en el Senado están decididos a reemplazar a la juez progresista, fallecida el pasado viernes, y dotar al alto tribunal de una mayoría conservadora de 6-3.
Los demócratas, por su parte, han enfurecido con esos planes. El líder republicano en el Senado, Mitch McConnell , ha decidido llevar a votación en la cámara alta -que tiene la potestad de confirmar al elegido- al nominado por el que opte Trump. Es la posición contraria a la que tomó en 2016, cuando McConnell bloqueó durante ocho meses la votación del juez nominado entonces por Barack Obama . Objetó que no se debía confirmar a un juez en año presidencial, una tesis que ahora ha abandonado.
Los demócratas han acusado a McConnell y a los republicanos de hipocresía y esperan que ese bandazo les favorezca en las urnas. El candidato demócrata a la presidencia, Joe Biden, apeló este domingo a la «conciencia» de los senadores republicanos para no tomar un camino que profundiza la división del país y en su descenso al «abismo».
Represalias tras las elecciones
Si Trump y los republicanos consiguen colocar al juez conservador, algunos sectores demócratas optan por represalias tras las elecciones. Uno de los primeros en plantearlo fue el senador Ed Markey , que se juega su escaño por Massachussetts este otoño. Acusó a McConnell de «violar» el precedente que él mismo instauró y llamó a aumentar el número de jueces en el Supremo -se ha limitado a nueve magistrados desde hace siglo y medio- y eliminar el «filibuster», la mayoría cualificada que se requiere en el Senado para muchas decisiones importantes. La idea es que la movilización del electorado demócrata por el nombramiento exprés de un nuevo juez permitirá recuperar la Casa Blanca y una mayoría -aunque sea exigua- en el Senado. El aumento en el número de jueces compensará el peso conservador del tribunal tras la última renovación.
En los planes de algunos demócratas también están la concesión del estatus de estado al distrito de la capital del país, Washington, y a Puerto Rico. Son dos territorios de fuerte implantación demócrata que les daría una ventaja formidable -cuatro nuevos senadores- en el Senado, donde las fuerzas están muy parejas.
Serían movimientos radicales, que pondrían en su contra al sector moderado del partido. Algunos pesos pesados en el Congreso, como el presidente de la comisión judicial de la Cámara de Representantes, Jerrold Nadler , se han mostrado a favor de expandir la bancada del Supremo. Los líderes, sin embargo, han optado por no pronunciarse por esa posibilidad y, al mismo tiempo, darle pábulo. Nancy Pelosi, que preside la cámara baja, ha dicho que tienen «opciones» pero que no es momento de discutirlas. Charles Schumer, líder de la minoría demócrata en el Senado, ha dicho que «no hay nada fuera de la mesa» si los republicanos siguen adelante con sus planes.
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