Los demócratas moderados se imponen en un debate a la sombra del «impeachment»
El favorito en las primarias, el exvicepresidente Joe Biden habló de la necesidad de «restaurar la integridad de nuestra presidencia»
El destino quiso que el sexto debate entre candidatos demócratas a la presidencia de EE.UU., celebrado este jueves en Los Ángeles, ocurriera un día después del histórico «impeachment» a Donald Trump en la Cámara de Representantes. Los moderadores no tuvieron más opción que a brir fuego con el juicio político a Trump , el tercer presidente en toda la historia del país en someterse al proceso de recusación. El favorito en las primarias, el exvicepresidente Joe Biden habló de la necesidad de «restaurar la integridad de nuestra presidencia»; el segundo en las encuestas, el izquierdista Bernie Sanders, repitió su frase más habitual sobre Trump: «es un mentiroso patológico»; el resto de candidatos siguieron líneas similares, pero ninguno respondió a la pregunta original sobre el asunto: ¿por qué no hay más estadounidenses a favor del «impeachment» -el país está partido por la mitad en el asunto- y qué harían para cambiarlo?
El único que se salió de la línea fue el candidato menos convencional de estas primarias, el emprendedor Andrew Yang, que insistió en que Trump no había llegado al poder por Rusia o por Hillary Clinton, sino por el deterioro de la clase media en estados decisivos. «Tenemos que dejar de estar obsesionados por el "impeachment" y centrarnos en los problemas por los que resultó elegido Trump», dijo, en una afirmación en la que estarían de acuerdo buena parte de los votantes demócratas de centro.
El avance de la polarización del clima político de EE.UU. quizá beneficia a las posiciones más moderadas dentro del partido. Algunas de las propuestas más ambiciosas de la corriente izquierdista -sanidad pública universal, educación universitaria gratuita- pierden peso progresivamente con el paso de las primarias. La candidata izquierdista Elizabeth Warren, que ascendió en el verano en las encuestas, pero que ahora parece estancada, ha rebajado la radicalidad de su programa.
En este caldo de cultivo, el debate fue este jueves fue beneficioso para los candidatos moderados. Sobre todo para Biden, que ha ganado solidez en las encuestas en los últimos meses, después de que su desempeño en los primeros debates fuera mediocre. Ayer no se lució, pero no tuvo ningún resbalón. Y, cuando le pusieron en aprietos, como en un intercambio tenso con Sanders -probable líder de la corriente izquierdista- sobre sanidad, salió airoso.
Algo similar ocurrió con el centrista Pete Buttigieg. El joven candidato -37 años- va bien colocado en los dos primeros estados donde se celebrarán primarias -Iowa y New Hampshire- y fue el objetivo del ataque más duro de la noche. Warren le afeó que celebrara un acto de recaudación de fondos en una bodega con donantes de mucho dinero. «La gente que puede donar 5.000 dólares por sacarse una fotografía con el candidato no tiene las mismas prioridades que la gente que pasa apuros con su deuda estudiantil o para pagar los gastos médicos», dijo la senadora por Massachussetts, antes de atacar de forma concreta a Buttigieg. «Recientemente, el alcalde (Buttigieg lo es de una localidad de Indiana) presidió un acto de recaudación de fondos en la cava de una bodega llena de cristales y en la que se sirvieron botellas de vino de 900 dólares».
Buttigieg tenía la respuesta preparada: él es quien menos dinero tiene de todos los candidatos -en el debate de ayer, solo siete-, Warren es una millonaria y ha transferido fondos de actos de recaudación similares a su actual campaña. «Es el problema cuando exiges exámenes de pureza que tú misma no puedes aprobar», atacó.
Poco después, Sanders atacaba a Biden y a Buttigieg por cortejar a multimillonarios. El exvicepresidente tenía a 44 de ellos entre sus donantes, mientras que el joven aspirante, solo 39. «A ver si le superas en eso a Joe» , dedicó Sanders con sarcasmo a Buttigieg antes de criticar esas prácticas y exigir que «expulsar al dinero de la política». Mientras los demócratas se peleaban por ver quién es el más pobre, Trump, más rico que todos ellos juntos, debía estar disfrutando del espectáculo.
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