Más de cien muertos en un atentado contra evacuados sirios
Un coche explotó junto a un convoy que trasladaba civiles desde una zona rebelde
Un atentado contra un convoy de desplazados de dos pueblos de mayoría chií que esperaban ser evacuados desde territorio rebelde a zonas controladas por el Gobierno sirio en Alepo se cobró ayer las vidas de al menos 112 personas, según cifras del Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
La explosión se produjo en la mañana del sábado a las 15.30 hora local (12.30 GMT), cuando un coche bomba explotó junto a la hilera de autobuses cargados de desplazados de las ciudades de Fua y Kefraya. Los autobuses permanecían bloqueados desde ayer en un barrio bajo control rebelde a las afueras de Alepo, a la espera de ser trasladados a zonas controladas por el presidente Bashar Al Assad como parte de un acuerdo entre Gobierno y oposición de intercambio de civiles.
La explosión destrozó cristales y convirtió en un amasijo de hierros calcinados varios de los 75 autobuses cargados de evacuados : decenas de cuerpos fueron colocados sobre el barro en el arcén de la carretera, en una larga fila, cubiertos de mantas y sangre, mientras equipos de emergencia se afanaban en atender a los heridos, según imágenes distribuidas por periodistas locales que se acercaron al lugar del siniestro. Según medios pro Al Assad, la mayoría de las víctimas son mujeres y niños. Milicianos rebeldes que custodiaban los autobuses también se contarían entre las víctimas.
Este atentado ha puesto en riesgo la delicada operación de intercambio de civiles y combatientes de cuatro ciudades sirias: Fua y Kefraya, de mayoría chií y bloqueadas desde hace más de dos años por grupos de milicianos yihadistas, y Al Zabadani y Madaya, asediadas por fuerzas gubernamentales. Cerca de 30.000 personas tomarán parte en la operación. Pese a desavenencias entre Gobierno e insurgentes por el número de combatientes chiíes evacuados de Fua y Kefraya, el traslado comenzó el pasado viernes con la salida de 5.000 personas de las poblaciones chiíes y 2.000 de Madaya.
Decenas de autobuses cargados de desplazados de Madaya, ciudad bajo asedio de las fuerzas de Asad desde 2015 y que sobreviven con los paquetes de comida de ayuda internacional, fueron retenidos durante más de 15 horas en una estación de Al Ramouseh, en Alepo. Tras el atentado, civiles atrapados en la estación, controlada por las fuerzas de Asad, temen represalias.
El intercambio fue reanudado cuando los vehículos retenidos en Al Ramuseh comenzaron la fase final de su traslado a Idlib, último bastión de las fuerzas insurgentes tras la pérdida de Alepo el pasado verano . Por ahora ningún grupo ha reivindicado la autoría del ataque.