Cuatro años de cárcel para una bloguera china por informar sobre el coronavirus en Wuhan

Zhang Zhan, de 37 años y en huelga de hambre desde hace meses como protesta, ha sido condenada por «provocar problemas» y «difundir información falsa» sobre la epidemia

Como cada año, Pekín aprovecha que Occidente está «distraído» con la Navidad para condenar a algún disidente

La policía intenta impedir que los periodistas graben fuera del Tribunal durante el juicio a Zhang Zhan AFP / Vídeo: China condena a cuatro años de prisión a una periodista que informó sobre los contagios y los ingresos en Wuhan - Atlas
Pablo M. Díez

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La Navidad es tiempo de paz, alegría y amor. Pero en China es sinónimo de persecución y cárcel. Cada año por estas fechas, el autoritario régimen de Pekín aprovecha que Occidente está «distraído» con las celebraciones navideñas para condenar a algún disidente. En 2009 le tocó al Nobel de la Paz Liu Xiaobo, fallecido en 2017 de un cáncer fulminante mientras cumplía sentencia por reclamar democracia, y este año ha sido la bloguera Zhang Zhan por el coronavirus.

Por informar sobre el estallido de la pandemia en Wuhan, un tribunal de Shanghái la condenó este martes a cuatro años de cárcel en un juicio que apenas duró tres horas y siguió el guion habitual en China. Mientras la Policía echaba a la Prensa extranjera que se había acercado hasta el Tribunal Popular del distrito de Pudong , el juez imponía sentencia. Como suele ocurrir en el 99,9 por ciento de los casos según las estadísticas oficiales, era una condena.

Zhang, antigua abogada de 37 años, viajó a principios de febrero a Wuhan para informar sobre la epidemia del coronavirus en las redes sociales, donde el aluvión de críticas de las primeras semanas desbordó la censura. En los vídeos grabados con su móvil, mostró lo que las autoridades no querían que se viese: los hospitales colapsados y con los pacientes enganchados a botellas de oxígeno en los pasillos, los familiares de los enfermos indignados con la gestión oficial y los crematorios funcionando a medianoche. Aunque su información fue censurada en las redes sociales chinas como WeChat o Weibo, consiguió difundirla a través de Youtube, Facebook y Twitter, accesibles con una VPN (conexión a un servidor de internet en el extranjero).

Imputada con el impreciso delito de «buscar pelea y provocar problemas», comúnmente aplicado contra los disidentes, ha sido condenada por difundir « información falsa » a través de dichas redes sociales y en las entrevistas que dio a medios extranjeros como Radio Free Asia o The Epoch Times, enfrentados a Pekín por pertenecer al Gobierno estadounidense y al culto perseguido Falun Gong, respectivamente.

Detenida en mayo, Zhang Zhan lleva varios meses en huelga de hambre como protesta y su salud es tan delicada que ha sido alimentada a la fuerza con una sonda nasal y compareció en silla de ruedas. Con una firme fe católica, está dispuesta a no comer hasta morir en la cárcel como una mártir. «Es un método extremo de protesta contra esta sociedad», explicó su abogado, Ren Quanniu, a la agencia AFP.

No es la primera vez que Zhang Zhan sufre la represión del régimen «capicomunista» de Pekín, ya que en septiembre de 2019 fue detenida por apoyar las protestas de Hong Kong reclamando democracia. Tampoco es la única video-bloguera o «periodista ciudadana» perseguida por informar sobre el coronavirus en Wuhan y criticar la gestión de las autoridades, que intentaron ocultar la epidemia reprendiendo a los médicos que alertaban sobre ella, como el oftalmólogo Li Wenliang .

Además de Zhang Zhan, han sido detenidos Li Zhehua, quien reapareció en abril diciendo que había estado « en cuarentena »; Chen Qiushi, que al parecer se halla bajo arresto domiciliario o custodia policial; y Fang Bin, que grabó imágenes de bolsas de cadáveres en los hospitales y lleva “desaparecido” desde febrero.

Silenciando a todos ellos, el régimen trata de controlar el relato sobre el comienzo de una pandemia que ha destrozado su imagen internacional, ya que ha costado la vida a casi dos millones de personas en todo el mundo y hundido la economía global. Mientras se espera para enero la llegada a China del equipo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que investigue el origen del coronavirus, las autoridades siguen con su habitual « campaña navideña » contra disidentes y activistas políticos. Además de Zhang Zhan, este martes fueron juzgados diez de los doce jóvenes de Hong Kong que en verano intentaron escapar en barco a Taiwán y fueron detenidos en aguas chinas. La Navidad aquí no viene cargada de regalos, sino de condenas.

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