Cristianos de Oriente Próximo, en el punto de mira
Son especialmente perseguidos por Daesh y Al Qaida en Irak, Siria y Egipto
El año 2003 pasará a la historia como el de la invasión de Irak por parte de Estados Unidos y como la fecha que marca el inicio del gran éxodo moderno de los cristianos de Oriente Próximo por culpa de la decisión de George Bush . El presidente estadounidense y su equipo de neoconservadores planearon llevar la democracia a Irak, pero en su lugar sumieron al país en una guerra interna cuyo último capítulo ha sido el «califato» del grupo yihadista Daesh . Unas de las grandes víctimas de esta guerra ha sido la comunidad cristiana, reducida 14 años después a apenas 400.000 personas , cuando en 2003 superaban los 1,5 millones . La caída de Sadam Hussein abrió las puertas a la guerra sectaria entre suníes y chiíes, y los grupos radicales de ambos lados, sobre todos suníes como Al Qaida y Daesh, han tenido a los cristianos en su punto de mira .
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La guerra en Siria ha hecho también que la comunidad cristiana (ortodoxos, siríacos, maronitas, católicos de rito armenio…), que en 2011 representaba al 10 por ciento de la población, se mire al espejo del vecino iraquí. Uno de cada tres cristianos vive hoy como desplazado o ha huido al extranjero por la persecución de los grupos armados radicales de la oposición, según los datos del patriarcado greco-melquita de Antioquía, Alejandría y Jerusalén. Desde el comienzo de la crisis la jerarquía eclesiástica ha intentado mantenerse neutral en un conflicto que les ha golpeado de forma directa en forma de coches bomba contra sus comunidades, ocupación de lugares como Malula, cuna del arameo , el asesinato de sacerdotes y los secuestros , entre ellos los del obispo metropolitano de Alepo y Alejandría, Bulos Yaziji , y el siriaco ortodoxo de Alepo, Yuhanna Ibrahim .
Terror contra los coptos
El último foco de anticristianismo en la región lo ha encendido Daesh en Egipto, donde la población copta supone un nueve por ciento de los 80 millones de ciudadanos de un país donde la mayoría es musulmana suní. Son la comunidad cristiana más numerosa de Oriente Próximo y una de las más antiguas, pero se enfrentan a una oleada de terror que este año ha dejado más de 60 muertos en los atentados del Domingo de Ramos en las iglesias de Tanta y Alejandría, y en la emboscada al autobús de peregrinos que se dirigía en mayo al monasterio de San Samuel.