Turquía, muy molesta, llama a su embajador en Berlín a consultas
Erdogan asegura que el reconocimiento alemán del genocicio armenio «afectará gravemente» a las relaciones entre ambos países
En Turquía cada vez existen más tabús, pero la palabra genocidio para referirse a la matanza de armenios durante la Primera Guerra Mundial sigue siendo uno de los primeros de la lista . La reacción turca después de la moción del parlamento alemán ha sido contundente.
El presidente Recep Tayyip Erdogan no tardó en sacar todo su arsenal verbal al declarar que la decisión del Bundestag «afectará gravemente» a las relaciones turco-alemanas.
Poco después de la votación, Ankara llamó a consultas a su embajador en Berlín. Asimismo, ante la ausencia del jefe de la diplomacia alemana en Turquía, las autoridades convocaron al encargado de negocios alemán en Ankara. Y, además, el Parlamento turco ya prepara una resolución para condenar la declaración alemana, una resolución apoyada por todos los partidos presentes en el Parlamento, a excepción del prokurdo HDP.
La tensión entre los dos países vuelve a dispararse en un momento en el que el pacto entre la Unión Europea y Turquía para frenar la llegada de refugiados a Grecia está en el aire debido al bloqueo de las negociaciones para la liberalización de visados turcos exigida por Ankara.
Según el primer ministro Binali Yildirim este acto «irracional», como se ha referido al reconocimiento alemán, no influirá en el pacto, pero sí «pone a prueba la amistad» entre Ankara y Berlín.
El ministerio turco de Exteriores, a través de un comunicado, calificó la resolución como una «desgracia» para la «reputación» del Bundestag. Según el escrito, se trata de una «politización de la historia» que pretende imponer la narrativa armenia de lo sucedido en 1915.
Ankara, que reconoce que murieron cientos de miles de personas durante las deportaciones de la población armenia del este del país, rechaza el término genocidio, y lo describe como una reacción enmarcada en un contexto de violencia máxima . Y también, hasta cierto punto, una reacción necesaria, pues historiadores turcos apuntan a que muchos de los deportados se habían armado y aliado con el Imperio ruso en contra de los otomanos.
Turquía ya puso el grito en el cielo cuando los Parlamentos franceses y austríacos reconocieron el genocidio, aunque poco después las relaciones volvieron a la normalidad.