El creador de las armas 3D vende los planos, pese a estar prohibido
Cody Wilson burló el auto del juez y publicó los manuales para la fabricación de pistolas
Lo que anunció para el 1 de agosto, lo ha podido cumplir casi un mes después. Comienza «la era de las armas descargables ». Ya es posible acceder en Estados Unidos al manual para fabricación de armas de plástico con impresoras 3-D. Cody Wilson , que en 2013 logró imprimir el primer modelo, burla de la prohibición que el juez Robert S. Lasnik impuso el 31 de julio y renovó el pasado lunes después de la denuncia de 19 estados y del Distrito de Columbia.
Irónico y desafiante, Wilson, padrino de estas armas libres, indetectables en un control convencional, se acogió al propio auto del juez. En él se puede leer que «los documentos no pueden ser subidos a internet, pero pueden ser enviados por correo electrónico , por correo postal, transmitidos de forma segura o publicados de otra forma dentro de los Estados Unidos». «Criptoanarquista» y amante de las armas, Cody Wilson, de 30 años, agradecía con sorna que Lasnik le hubiera señalado «negro sobre blanco» el camino.
El fundador de la empresa Defense Distributed ha puesto el material a la venta . En origen, la distribución era gratuita. Al poner un precio, Cody Wilson dice seguir las indicaciones del juez. «La orden nos impidió simplemente regalar las cosas», apuntó. Donde ponía «descargar», ahora se lee «comprar». Pero el precio es solo una sugerencia. Para los planos de una AR-15 , una de las armás más comunes en los tiroteos masivos, proponen 10 dólares.
La prohibición inicial la aplicó la administración Obama porque difundir estos documentos violaba la Ley de Control de Exportación de Armas que, entre otros motivos, restringe la exportación de material armamentístico estadounidense a otros países si esta puede favorecer a grupos terroristas. Con Trump en la Casa Blanca, el Departamento de Estado llegó a un acuerdo con Wilson y levantó la restricción , bloqueada posteriormente por el juez.
Wilson ha jugado en todo momento la baza de la libertad de expresión, no del derecho a las armas, y es ahí donde el juez, en sus divagaciones sobre seguridad y libertad de expresión, ha dejado abierta una puerta (probablemente involuntaria) por la que se han colado los planos. Creía haber puesto coto a estas armas y ahora, cualquiera con una impresora 3-D, podrá aprender a imprimirlas.
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