El coste social del «Trumpcare» aviva la tensión política
La Casa Blanca ataca a la entidad que augura 24 millones más de usuarios sin seguro
A pocas manzanas de la Casa Blanca, Tony McKinley, de 53 años, recoge con una pala la nieve caída durante la noche sobre Washington. Está contratado a través de una agencia de trabajo temporal en las obras de un centro comercial en el lugar donde estuvieron hasta hace poco las oficinas del periódico The Washington Post. Sin una empresa que le pague un seguro, es uno de los 27 millones de estadounidenses que, pese al Obamacare, carece de ningún tipo de cobertura médica. ¿Qué pasa si se rompe una pierna? «Voy al hospital y luego me mandan la factura a casa», explica. «No puedo entender que en uno de los países más poderosos del mundo no haya acuerdo para que todos los ciudadanos tengan asistencia sanitaria», lamenta.
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Estados Unidos vive un apasionado debate sobre su modelo de salud. La Ley de Asistencia Asequible de 2009 impulsada por Barack Obama incrementó en 20 millones el número de asegurados. En cambio, el plan auspiciado por su sucesor, Donald Trump, pretende desmantelar ese sistema y sustituirlo por otro que aumentaría la cifra de personas sin cobertura en 24 millones en una década, situándola en 52 millones, de acuerdo con la proyección de la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés), dado a conocer el pasado lunes. El dato da argumentos a los contrarios al «Trumpcare», entre los que figuran los demócratas en bloque, pero también algunos republicanos. Ahora bien, el estudio apunta que ahorrarían hasta 2026 a las arcas públicas 337.000 millones de dólares.
«Está llena de errores»
La Casa Blanca desautoriza estas estimaciones. Tanto el director de la Oficina de Gestión y Presupuesto, Mick Mulvaney, como el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, cuestionaron ayer la fiabilidad de la entidad independiente que las llevó a cabo. «Son terribles haciendo cálculos» , señaló Mulvaney a la CNN. Según indicó, la CBO «da por hecho que si tienes Medicaid (ayuda a las personas con menos recursos), una vez que el mandato (de contratar obligatoriamente un seguro) desaparezca, tú dejarás tu Medicaid gratis y no lo reemplazarás por nada». «Está llena de errores», remachó.
Spicer, por su parte, trató de desacreditar a la Oficina del Congreso al asegurar que erró cuando predijo que el Obamacare haría que en 2016 habría 24 millones asegurados más, mientras que se quedaron en 13. Lejos de admitir que el «Trumpcare» vaya a disparar la cantidad de usuarios sin cobertura médica, recalcó que el plan que respalda el presidente de EE.UU. busca proporcionar una sanidad «asequible y accesible para todos los estadounidenses». La clave está, subrayó en su comparecencia diaria ante los periodistas, en que habrá «más competencia» y «los costes bajarán».
En este punto, la CBO indica que las primas de los seguros en el mercado se incrementarán hasta en un 20% hasta 2020, en gran parte por las desaparición de la sanción por no tener cobertura, pero después descenderán, hasta situarse un 10% por debajo de lo que está ahora. Este será una de las razones a las que se aferrarán los republicanos que han presentado la propuesta para doblegar la resistencia de sus propios compañeros, sobre todo en el Senado, donde la aprobación de la propuesta se presenta más complicada. Los más conservadores creen que en el nuevo plan quedan demasiados restos del Obamacare y piden su desmantelamiento completo.
Una de las medidas que permanecerían vigentes es que los menores de 26 años se acojan al seguro de sus padres. Es el caso de Michael Steinberg, de 25, que estudia en la Universidad George Washington y trabaja para una empresa tecnológica. El año que viene le tocará salir del paraguas de sus progenitores, pero espera que le cubra su empleador. En todo caso, piensa que «un plan que genera 24 millones de personas sin cobertura no es una buena solución y debería afrontarse más en serio, en lugar de derogar el Obamacare por razones políticas».
