«Corra, escóndase, pelee», los consejos que reciben los alumnos en Estados Unidos ante un tiroteo
Desde la matanza de Columbine en 1999, los alumnos y el personal de los centros educativos estadounidenses realizan simulacros para saber cómo actuar en ataques con armas de fuego
Epidemia de violencia armada en las escuelas de EE.UU.: 27 tiroteos con víctimas en lo que va de año
Estos son los cinco peores tiroteos de la historia en Estados Unidos
Diecinueve niños y dos adultos asesinados. La matanza perpetrada por Salvador Ramos en un centro educativo de Uvalde (Texas) ha entrado en la historia más trágica y negra de Estado Unidos. ¿Podría haberse evitado la masacre de alguna manera? ¿Las víctimas tuvieron alguna opción de salvar sus vidas? ¿Qué falló en la seguridad de la Escuela Elemental Robb?
El de Uvalde es el ataqué número 27 con víctimas mortales en una escuela estadounidense en lo que va de año -el 118 desde 2018-, según datos recogidos por 'Education Week', una organización que rastrea tiroteos. Una dura realidad que se ha agudizado en los últimos años y que ha obligado a alumnos y profesores a establecer entre sus rutinas escolares ensayos para saber cómo reaccionar si se produce un ataque con armas de fuego dentro de su centro. A partir de 1999, tras la masacre en la escuela secundaria de Columbine, donde fallecieron 15 personas, estos ensayos se integraron en la vida escolar norteamericana de la misma manera que los cursos de primeros auxilios o contra incendios.
Los tipos de ensayos y las metodologías que se llevan a cabo varían entre los centros, a pesar de que la mayoría de los estados poseen leyes que establecen medidas para proteger a los estudiantes de los atacantes. Y en una sociedad tan polarizada como la norteamericana en torno al uso de las armas de fuego, aquí es donde surgen las posiciones opuestas entre los que están a favor y los detractores de que a los alumnos se les instruya en los colegios para hacer frente a este tipo de ataques.
Después de la matanza en Sandy Hook en 2012 cuando un tirador segó la vida de 26 personas, se activó la fórmula conocida como «run, hide, fight» -«correr, esconderse, pelear»-, que nació del estudio de diferentes tiroteos en centros escolares y se plasmó en la guía de 2013 del Departamento de Seguridad Nacional. En un vídeo de este organismo se insta a las personas a buscar «objetos afilados o pesados» que puedan usarse para «deshabilitar al atacante» en caso de que no puedan ocultarse o correr.
Para los defensores de este tipo de ensayos «realistas», simular situaciones stresantes prepara mejor a los estudiantes y al personal para hacer frente a una persona que dispara y les ayuda a evitar la reacción de los 'ciervos en los faros', que cuando se asustan por los ruidos o las luces de los automóviles terminan corriendo hacia la carretera en lugar de alejarse de ella.
Frente a quienes consideran que son necesarios este tipo de entrenamientos, la Federación de Docentes de los EE.UU. y la Asociación Nacional de Educación se unieron ya en 2020 con el grupo de defensa de derechos Everytown for Gun Safety Support Fund para reclamar el fin de los ejercicios que simulan violencia con armas de fuego. Alegan que los simulacros «aterrorizan» a los niños por lo que defienden que «traumatizar a los alumnos mientras nos esforzamos para mantenerlos a salvo de la violencia con armas no es la respuesta». La presidenta de la Asociación Nacional de Educación, Lily Eskelsen Garcia, defendía en unas declaraciones recogidas por AP que «si las escuelas van a hacer simulacros, tienen que tomar medidas para asegurarse de que estos produzcan más beneficios que daños».
Abby Clements, que era maestra de segundo grado de la escuela Sandy Hook, explicó a AP tras el suceso que, a su juicio, un simulacro no hubiese salvado vidas allí porque los alumnos «sabían qué hacer». «Les enseñamos qué hacer en una emergencia. Conocíamos las rutas de evacuación y dónde había un punto seguro en el aula donde nadie podía vernos desde afuera. No hay modo de estar preparado -aseveró- para las infinitas maneras en que puede desarrollarse un tiroteo con armas de guerra».
El de Sandy Hook no fue el único caso en el que los simulacros no pudiron evitar una masacre. Meses antes de que el instituto de Parkland (Florida) hubiera otra matanza con 17 muertos, sus alumnos habían participado en un ensayo. No les servió de ayuda. El autor de la masacre, Nicolas Cruz, no se molestó en intentar entrar en las clases. Se limitó a disparar a la gente que se había quedado en los pasillos.
Noticias relacionadas