El coronavirus pone en riesgo el suministro de carne en EE.UU.
Es el producto más consumido y Trump ordena a las plantas procesadoras que sigan abiertas
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EE.UU. devora carne. Es el país que más la consume per capita en el mundo, según estimaciones de la OCDE de 2016, y la epidemia de coronavirus ha puesto en peligro el suministro de su comida favorita: el suministro podría sufrir graves problemas en pocas semanas, según ha advertido el sector de procesadores de carne, forzado a cerrar decenas de plantas. Trump tenía ayer previsto firmar una orden ejecutiva con la que forzar a que las plantas se reabran o se mantengan en funcionamiento y proteger la cadena de suministro hasta los hogares de los estadounidenses. El presidente tiene la potestad de utilizar la Ley de Producción de Defensa (DPA, en sus siglas en inglés) para mantener infraestructuras económicas vitales para el país, como ya hizo al comienzo de la epidemia, por ejemplo, para que General Motors construyera ventiladores para las UCI que tratan los casos más graves de coronavirus.
El principal objetivo de la orden ejecutiva es aliviar la responsabilidad legal de las plantas de procesamiento que sigan abiertas en caso de que registren contagios de coronavirus. También establecerá que los empleados tengan más acceso a material de protección para evitar contagios y que las empresas puedan realizar test habituales en sus plantillas.
Trump habló de la orden por la mañana, antes de firmarla, y se refirió específicamente a Tyson Foods , la segunda mayor procesadora del mundo de pollo, ternera y cerdo, que se ha visto forzada a cerrar varias de sus plantas en el país. En una página publicitaria publicada en «The New York Times», la compañía advirtió de que desaparecerán «millones de kilos de carne» de los mostradores si no se hace algo contra los cierres.
Según aseguró un miembro de la Administración Trump a varios medios estadounidenses, si no se toman acciones el suministro de carne en el país podría caer en un 80%, con buena parte de la producción inutilizada por el cierre de procesadoras.
La orden provocará conflictos entre los pesos pesados de la industria -que quieren las plantas abiertas- y las autoridades médicas de algunos estados, que lo verán como un riesgo a la propagación de la epidemia.
La paradoja es que mientras en estados como Iowa -que produce un tercio de la carne de cerdo- se amontona el ganado sin poder procesarse, en otros falta para comer. En Nueva York, el estado más golpeado por la epidemia, falta alimento en los comedores sociales mientras que en el norte del estado la leche de vaca se tiene que tirar pues no la compran sus clientes habituales, colegios y restaurantes.
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