Kim Jong-un sigue en secreto con su programa de misiles, según EE.UU.

El país asiático trabaja en la construcción de nuevo armamento con capacidad de carga nuclear a larga distancia a pesar de la promesa de desnuclearización de los últimos meses

El líder norcoreano Kin Jong-un en la base militar de Pyongyang KCNA

Carlos Pérez Cruz

Forma parte del protocolo y de la experiencia histórica que los presidentes salgan a recoger la cosecha del trabajo hecho por sus subalternos en materia de negociaciones internacionales, pero con Donald Trump en la Casa Blanca las cosas funcionan de otra manera. Con ademanes de empresario imbatible, de jefe sin escrúpulos, decidió que él resolvería lo que otros no pudieron en años de negociaciones. El presidente confía mucho en los cara a cara y, en el caso norcoreano, empezó por el final al reunirse en Singapur con el «presidente» Kim Jong-un , antes conocido como «dictador» o «pequeño hombre cohete». Pero las casas necesitan pilares antes de llegar al techo.

Dinamitada la lógica arquitectónica, a pesar de su continuada celebración de la inauguración de un edificio tan endeble, Trump continúa ignorando en el discurso público la realidad de un régimen tan impenetrable como tozudo. Los medios de las ‘fake news’ son incapaces de reconocer su éxito, lamenta día sí día también el presidente. Pero, según ha revelado la prensa estadounidense, agencias de espionaje de Estados Unidos han detectado signos de que Corea del Norte está construyendo nuevos misiles en una fábrica en la que anteriormente se produjeron los primeros del país capaces de alcanzar los Estados Unidos. Estas fuentes de la inteligencia norteamericana explican que Corea del Norte estaría ensamblando cuando menos un misil, e incluso dos, de los conocidos como ICBM (Misil Balístico Intercontinental, en sus siglas en inglés), que ya probó con éxito en noviembre del año pasado.

Para estas cosas Trump es un marxista (por Groucho, claro), y ya declaró en Singapur que si esto no salía bien, ya «encontraría una excusa». Vamos, que si este acuerdo no vale, ya se inventará otro. Pero es que ahí está la clave, en el acuerdo. ¿Qué acordaron Donald Trump y Kim Jong-un? O más bien, ¿cuál es el orden de los factores del acuerdo? Corea del Norte lo tiene claro.

«La trampa de Pyongyang»

Lo primero, el compromiso para «establecer nuevas relaciones» entre Estados Unidos y Corea del Norte «de acuerdo con el deseo de paz y prosperidad del pueblo de ambos países». Y en ello están, aunque esa relación incluya definir al Secretario de Estado, Mike Pompeo, y sus maneras de negociador como las de un «gánster». Después, los «esfuerzos conjuntos para construir una paz estable y duradera en la península coreana». En este sentido, norcoreanos y surcoreanos volvieron a reunirse este martes en la población fronteriza de Panmunjom, aunque no ha trascendido acuerdo alguno, tan solo la habitual retórica vaga sin compromisos claros de estos casos. El tercero de los puntos, «trabajar hacia la completa desnuclearización de la península coreana», es el que mueve a Estados Unidos.

Volvamos al orden de los factores. Para Estados Unidos no hay nada sin la desnuclearización del régimen de Piongyang, aunque ya regalara, sin previa consulta con su contraparte, la suspensión de los ejercicios militares conjuntos con su socio del sur, al que ayer mismo una web norcoreana afeaba que se pusiera del lado americano. «Las sanciones y la conversación no pueden ir de la mano», se leía en la web.

El propio Pompeo, en una reciente comparecencia ante el Senado, aseguraba que «hasta que Corea del Norte no elimine sus armas de destrucción masiva (incluidos los misiles balísticos), nuestras sanciones, y las de las Naciones Unidas, seguirán en pie». Algo que, a tenor de lo conocido en las últimas horas, parece no estar siguiendo a rajatabla Piongyang. Incluso aunque hace unos días se publicitara el teórico desmantelamiento de la base de pruebas de Sohae, que servía para testar misiles que, en realidad, Corea del Norte ya ha testado con éxito. Mike Pompeo reconoció además que Corea del Norte sigue fabricando material fisible susceptible de ser utilizado en armas nucleares. Y así, volvemos casi al punto de partida.

El orden tiene mucha importancia porque ya se ha advertido en muchas ocasiones que los norcoreanos son maestros en la táctica del amague. En un artículo para la revista «Foreign Policy», Duyeon Kim, analista con sede en Seúl del think tank estadounidense «Center for a New American Security», explicaba que el proceso de paz y la desnuclearización se pueden llevar a cabo de forma simultánea, pero que se corre el riesgo de caer « en la trampa de Pyongyang ». Según Kim, «hacer las paces demasiado pronto podría conllevar una Corea del Norte vibrante en lo económico, equipada con armas nucleares y con relaciones normalizadas con los Estados Unidos».

Kim Jong-un sigue en secreto con su programa de misiles, según EE.UU.

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