José M. de Areilza - Monnet & Co.
Corbyn al rescate
Puede que las conversaciones con los laboristas sirvan a la primera ministra para culparles de su propia impericia
Theresa May ha incendiado a su partido al moverse hacia el centro y pedir a Jeremy Corbyn un pacto para encontrar una salida de la UE. Tras dos años y medio admite que hay una mayoría a favor de un Brexit blando, que mantendría a su país más conectado con el mercado europeo, aplicando la mayor parte de sus normas. Los tories euroescépticos se preparan para entronizar un nuevo lider, probablemente Boris Johnson.
Es posible que antes dejen a May intentar su última acometida, aunque ya sin control de su gobierno, del partido o del Parlamento. En estas condiciones precarias, la primera ministra tiene que conseguir una prórroga más de Bruselas para evitar el Brexit sin acuerdo el 12 de abril. Aspira a obtener una extensión flexible, hasta finales de año, pero con la posibilidad de acortarla si se llega antes en el Parlamento a un acuerdo de salida.
Es un juego peligroso para los 27 socios, porque deja en el aire la participación británica en las elecciones europeas de final de mayo. Pero la clave en la enésima pirueta de May es cómo pueda actuar Corbyn. Detesta a la UE, no hace ningún esfuerzo por entender su complejidad y no quiere el segundo referéndum que pide la mayoría de sus diputados. Puede que las conversaciones con los laboristas sirvan a la primera ministra para culparles de su propia impericia en esta interminable negociación intra-británica. Y no es del todo descartable que May convenza a laboristas y norirlandeses unionistas para que finalmente voten su acuerdo de retirada de marras, al fracasar las votaciones en los Comunes sobre otras opciones de salida.
Sabedora de que no le va a tocar negociar esa parte a ella, incluiría en la declaración política anexa todo lo que en este momento reclamase Corbyn (por ejemplo, una unión aduanera permanente, respetar los estándares de protección social y medioambiental fijados por la UE y un alineamiento regulatorio con distintas partes del mercado interior). May saldría de la política con la satisfacción del deber cumplido: «Brexit is Brexit», leáse un país más pobre y menos influyente.
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