«Era constantemente golpeado y electrocutaron mis genitales»
Las últimas ejecuciones en Indonesia reabren el debate sobre la pena de muerte en el país asiático
«Era constantemente golpeado y electrocutaron mis genitales hasta que no podía moverme (…) Me amenazaron con dispararme».
En su última aparición en la Corte penal del distrito de Tangerang, apenas 25 kilómetros de la capital de Indonesia, Yakarta, y entre lagrimas, Michael Titus Igweh denunciaba el presunto calvario al que fue sometido durante su detención.
En 2003, Igweh había sido condenado a la pena capital por posesión de 5,8 kilogramos de heroína . El pasado viernes, junto con otros dos ciudadanos nigerianos –Seck Osmane y Humphrey Jefferson-, así como un indonesio -Freddy Budiman-, este comerciante recorría finalmente los últimos pasos del corredor de la muerte .
Según denuncia el abogado de Igweh, Sitor Situmorang, la condena se basa en el testimonio de dos presuntos cómplices del ejecutado , Marlena y Izuchukwu Okoloaja, quienes fallecieron en custodia policial.
Las muertes bajo el pelotón de fusilamiento de estos cuatro convictos son las primeras desde abril del pasado año, cuando las autoridades acabaron con la vida de ocho reos condenados por tráfico de drogas , incluidos dos australianos: Myuran Sukumaran y Andrew Chan.
Recientemente, el Gobierno de Yakarta había advertido su intención de aplicar la pena de muerte a más de una decena de prisioneros condenados por delitos de drogas. Por ello, se espera que la sentencia contra el grupo restante se lleve a cabo en las próximas horas o días en el penal de Nusakambangan.
Como destaca a ABC Charlie Burrows, máxima voz crítica contra este particular ajusticiamiento llevado a cabo en el país asiático y quien hasta el último instante estuvo con los reos, el hecho de que ocho de los condenados fueran nigerianos ha ralentizado el proceso de ejecución.
«Si el Gobierno (de Yakarta) ejecuta a ocho nigerianos, esto sería un gran problema diplomático» , recuerda el párroco irlandés.
Para Burrows, consejero espiritual en el corredor de la muerte, «hubiera sido visto como un hecho discriminatorio contra los africanos».
Según el Ejecutivo, cada día pierden la vida medio centenar de indonesios, en su mayoría jóvenes, por consumo de drogas . Y el Estado asegura que Indonesia cuenta con 4,2 millones de drogadictos.
Un artículo en la revista médica británica The Lancet , no obstante, mostraba serias dudas sobre la validez de estas estimaciones: los detalles de estos estudios no son accesibles al público , así como los métodos de recogida de datos parecen ser inadecuados.
«Todo se centra en que las ejecuciones de los traficantes de droga solventarán el problema. Y eso es ridículo», destacaba Burrows recientemente a este diario en alusión a otras circunstancias para este consumo masivo , como el desempleo entre la población juvenil . En la actualidad, más de un centenar de prisioneros se encuentran en el corredor de la muerte en Indonesia.
Burrows recuerda especialmente la ejecución de dos nigerianos -Samuel Okoye y Hansen Anthony- en el penal de Nusakambangan en 2008. «Tardaron entre 7 y 8 minutos en morir y estuvieron en agonía durante todo este tiempo» , denuncia el párroco. Posteriormente, Burrows daría testimonio ante la Corte Constitucional para frenar los escuadrones de fusilamiento.
Noticias relacionadas