OPINIÓN
Conquistar los cielos
El ataque al Parlamento de Venezuela recuerda la quema del Reichstag
Ante el deprimente panorama que ofrece la política del mundo, no extraña la tentación de comparar la situación actual con el descenso a los infiernos sufrido entre la entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial. El auge de los populismos y toda clase de siniestros ataques a la democracia apuntan a un inquietante cambio de ciclo en el que tiemblan hasta los pilares del orden liberal internacional. Y nos perdemos entre la inevitable trampa de Tucídides o la letal melancolía de "El mundo de ayer" de Stefan Zweig.
Grupos de matones del régimen chavista asaltaron ayer la sede de la Asamblea Nacional de Venezuela, controlada por la oposición y no respetada por el presidente Maduro. El momento elegido fue una sesión solemne convocada para conmemorar los 206 años de la independencia venezolana. Durante el ataque, diputados y asistentes fueron agredidos.
Salvando las distancias, pero con una intolerancia violenta llamativamente similar, lo ocurrido en Caracas recuerda al 27 de febrero de 1933. La histórica sede parlamentaria del Reichstag en Berlín ardió como una falla. Hitler, que se había convertido en canciller en virtud de las elecciones legales del anterior noviembre, se alegró sobremanera. Fue la oportunidad perfecta para acabar definitivamente con la turbulenta experiencia democrática de la República de Weimar. "A partir de ahora, no habrá misericordia. Quienes se interpongan en nuestro camino, serán eliminados". Esto no lo ha dicho Maduro, lo dijo el Führer pletórico ante las humeantes ruinas del Parlamento alemán . Fue el inicio de la era nazi. Al día siguiente, se formalizó un decreto de emergencia "para la protección del pueblo y del Estado". Todos los ciudadanos alemanes quedaron privados de sus derechos fundamentales y se empezaron a practicar "detenciones preventivas".
El partido nazi presentó lo ocurrido como el inicio de una campaña de terror orquestada por los enemigos de Alemania, con el respaldo de una imaginaria conspiración internacional judía. Y el nuevo legislativo, a la medida del régimen, no dudó en aprobar una "ley habilitante" (Ermächtigungsgesetz) que permitió a Hitler gobernar por decreto…