Amy Coney Barrett, una juez con un perfil netamente conservador
La candidata al Supremo de EE.UU. ha dejado claras sus opiniones legales, que reflejan en líneas generales el sentir mayoritario del Partido Republicano, que es el que la va a confirmar
En los tres años en que ha servido como jueza federal en Indiana, Amy Coney Barrett ha dejado claras sus opiniones legales, que reflejan en líneas generales un punto de vista netamente conservador, en línea con el sentir mayoritario del Partido Republicano, que es el que la va a confirmar. Por medio de sus opiniones publicadas sobre el aborto, la tenencia de armas, la inmigración y la discriminación en el trabajo, entre otros asuntos, la juez Barrett ha dejado ya claro que si ingresa en el Supremo se va a alinear con la bancada conservadora, anclada esta en lo que se conoce como «originalismo», es decir la opinión de que la Constitución tiene un sentido fijo establecido en al momento de su ratificación en el siglo XVIII.
La esperanza del Trump y del Partido Republicano, que ha saludado su elección, es que el aborto inducido vuelva a llegar al Supremo y que la nueva mayoría conservadora lo restrinja o lo ilegalice, revirtiendo el fallo anterior que lo autorizó «hasta que el feto sea viable», seis palabras que han provocado encendidas discusiones desde que fueron escritas en la sentencia de 1973. De hecho, la juez Barrett escribió en un artículo en 2013, antes de ser nombrada juez federal, que la polémica que rodea al caso Roe vs. Wade, el que legalizó el aborto, demuestra que hay fallos que tal vez sea necesario reconsiderar, porque la ciudadanía claramente no cree que de forma unánime «que se pueda declarar a un ganador en un dilema constitucional».
La juez Barrett es católica practicante, y los muchos oponentes del aborto en EE.UU. le alaban sus decisiones personales, como que compaginar el trabajo con sus siete hijos, el menor de los cuales tiene síndrome de Down, un motivo común de interrupción del embarazo en EE.UU. (hay estudios de la pasada década que aseguran que hasta un 75% de los diagnósticos tempranos en primeras fases de gestación acaban en aborto). En un voto particular de 2018, la juez Barrett, por ejemplo, se opuso a una decisión de otros jueces en un tribunal que fallaron en Indiana a favor de permitirle a las madres el aborto aun por motivos como el sexo del bebé o alguna discapacidad detectada de forma temprana.
En un caso de 2018 que ha incendiado a la izquierda que se opone a la selección de la juez Barrett, esta falló en una sentencia que una universidad, la de Purdue, había discriminado a un estudiante varón en una investigación sobre una supuesta agresión sexual contra la que antes había sido la pareja de este. La estudiante denunció a su ex y compañero de facultad por haberla violado cuando dormían juntos. Según falló la juez Barrett, la universidad desestimó pruebas y testimonios porque decidió creer ciegamente a la denunciante por el hecho de ser mujer, algo contrario al principio de igualdad ante la ley de la Constitución estadounidense.
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