Condenados 23 activistas saharauis por el desmantelamiento del campamento de Gdeim Izik

Las penas van de entre 2 años de carcel a cadena perpetua

Aminatu Haidar, activista saharaui

EP

La Sala Penal del Tribunal de Apelación de Salé, en Marruecos, ha condenado en la madrugada de este miércoles a penas que van de entre 2 años de cárcel a cadena perpetua a los 23 activistas saharauis imputados en relación con la muerte de once miembros de las fuerzas de seguridad durante el violento desmantelamiento del campamento de protesta de Gdeim Izik , cerca de El Aaiún, en noviembre de 2010.

Según ha informado la agencia oficial marroquí MAP, ocho de los imputados han sido condenados a cadena perpetua, mientras que otros tres han recibido penas de 30 años de cárcel y cinco más de 25 años. Asimismo, tres han sido condenados a 20 años, otro a seis años y medio, otro más a cuatro años y otros dos a dos años de cárcel.

Asimismo, el tribunal ha decidido la transferencia de los fondos incautados a los acusados al Estado y la destrucción de los otros bienes incautados, además de condenar a la parte civil en el proceso a pagar las costas del juicio.

En febrero de 2013, el tribunal militar de Rabat había condenado a penas de entre 20 años y cadena perpetua a los imputados, a quienes se acusaba de «constitución de bandas criminales y violencia contra las fuerzas del orden que conllevó su muerte con premeditación, mutilación de cadáveres y complicidad» .

En su sentencia de este miércoles, el tribunal de Salé ha decidido abandonar los cargos contra algunos de los acusados por «constitución de banda criminal» y procesarles solo, como al resto, por «violencia contra las fuerzas públicas durante el cumplimiento de su función que conllevó heridas».

Human Rights Watch (HWR) y Amnistía Internacional (AI) habían emplazado este lunes a las autoridades judiciales marroquíes a asegurar que las condenas en este proceso no se dictan según confesiones o declaraciones que impliquen a otros demandados y se hayan obtenido mediante la tortura u otros malos tratos policiales durante los interrogatorios.

El veredicto de este miércoles culmina así un proceso que se abrió en diciembre de 2016 , después de que el Tribunal de Casación de Rabat ordenara que se llevara a cabo un procedimiento civil tras la aprobación de una ley que prohíbe que se juzgue a civiles en tribunales militares.

HRW y Amnistía han denunciado que los acusados sufrieron fuertes palizas y fueron suspendidos por las muñecas y las rodillas, además de sufrir amputaciones de las uñas y violaciones con objetos.

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