La condena a muerte en Texas a un hombre por un robo en el que no mató a nadie

La justicia estadounidense ofreció el viernes una prórroga inesperada a un prisionero texano, Jeffery Wood, que debía ser ejecutado este miércoles por un homicidio que no cometió

ABC.ES

La justicia estadounidense ofreció el viernes una prórroga inesperada a un prisionero texano, Jeffery Wood , que debía ser ejecutado este miércoles por un homicidio que no cometió.

Los abogados de Jeffery Wood han arrancado esta victoria ante la corte penal de apelación de Texas, según ha informado AFP.

«El tribunal ha actuado bien suspendiendo la ejecución de Wood», ha apuntado Jared Tyler, abogado del prisionero en un comunicado.

Jeffery Wood había sido condenado a la pena capital siguiendo una controvertida ley texana que iguala al autor principal del crimen con una persona implicada en el asesinato, incluso si no tiene ninguna intención de matar.

Él y un amigo, Daniel Reneau, llevaron a cabo el atraco durante la mañana del 2 de enero de 1996. Wood estaba esperando fuera, en una camioneta, cuando Reneau disparó contra la cara del empleado, de 31 años.

Sin embargo, los dos fueron condenados a la pena capital, en virtud de un estatuto estatal conocido como ' la ley de las partes ', que indica que los participantes de un asesinato son igualmente culpables, independientemente de la ejecución del mismo.

Su compañero, Reneau, fue ejecutado hace ahora 14 años. Durante los últimos años, se han planteado serias dudas sobre la competencia mental del acusado, así como sobre la justicia de su juicio.

Falsos testimonios

El texto del tribunal apunta a que la sentencia de muerte de Wood se fijó en base a un testimonio falso, así como a pruebas científicas erróneas. Se refiere específicamente al testimonio de James Grigson, un psiquiatra que certificó a Wood como una riesgo a la seguridad nacional si se le permitía seguir con vida.

Grigson, que murió en 2004, era conocido como el 'doctor Muerte', debido a los numerosos casos en los que testificó alegando una posible amenaza para la sociedad de varios condenados, llevándolos a ser ejecutados en lugar de encarcelados de por vida.

En muchas ocasiones, el doctor expresaba sus conclusiones sin ni siquiera haber examinado personalmente a los sujetos. Precisamente esto fue lo que ocurrió con Wood: Grigson determinó que Wood era un peligro para la sociedad estudiando un perfil de un hipotético asesino preparado por el propio estado, una práctica condenada de forma genérica por la Asociación estadounidense de Psiquiatría.

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