A tres días de la matanza de Uvalde
Trump: «La existencia del mal es la razón para armar a los ciudadanos»
El cónclave anual del gran ‘lobby’ de las armas arrancó ayer en Houston, tres días después de la matanza y con el expresidente como protagonista
Comienza en Texas la Convención Nacional del Rifle tres días después la matanza en la escuela de Uvalde
Salvador Ramos no podría haber comprado en España el arma de la matanza de Texas
Solo cinco horas de autopista, llanuras de campos cultivados y letreros de restaurantes de comida rápida separan a Uvalde , en Texas, de Houston, la principal ciudad del estado. Allí quedaban las cruces plantadas en la plaza del Ayuntamiento, con los nombres de los 19 niños y sus dos profesoras fallecidos en la matanza del pasado martes, cubiertas de flores, recuerdos y mensajes. «Nunca te olvidaré, hermana», decía uno, con letra párvula.
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Aquí, en Houston, en un centro de convenciones fulgurante, celebraba su cónclave anual la Asociación Nacional del Rifle (NRA, en sus siglas en inglés), el gran ‘lobby’ de las armas en EE.UU. Solo han pasado tres días desde que Salvador Ramos rociara de balas a una clase de una escuela de primaria, con un fusil de estilo militar comprado pocos días antes, nada más cumplir 18 años, en una tienda de caza.
La conmoción por la tragedia hacía sombra sobre la reunión de la NRA. La cita anual estaba programada hace meses, pero la coincidencia con la matanza la convertía, para algunos, en un insulto a las víctimas y sus familias. La NRA y otros grupos a favor de no limitar el acceso a las armas, un derecho recogido en la Constitución de EE.UU. , son quienes presionan a los representantes políticos para que no haya cambios que impidan a alguien como Ramos -un adolescente con problemas evidentes de salud mental y de sociabilidad- conseguir un rifle mortífero.
Ausencias
«Las armas no son culpables de nada», aseguraba Joe Wylie, un miembro de la NRA, cerca de la puerta de la convención, que este año ni siquiera admitía la solicitud de credenciales a la prensa extranjera. « Si decido atropellarte con mi coche, ¿cerramos la Ford? Puedo matar a quien quiere con cualquier cosa si quiero. Dame una sierra y corto un árbol para que se te caiga encima». ¿Por qué esto pasa en EE.UU. mucho más que en cualquier otro país? «Pasa de otras maneras en otros lados. Mira Ucrania».
Wylie ve la responsabilidad en la tragedia fuera del fusil que llevaba Ramos. «La escuela tenía una entrada lateral y sin protección . Debía tener una sola entrada y con seguridad», defendía en un discurso que ha repetido hasta la saciedad Ted Cruz, senador republicano por Texas y defensor acérrimo del derecho a portar armas sin límites, y que tenía previsto dar un discurso en la convención.
«Las armas no son culpables de nada», aseguraba Joe Wylie, un miembro de la NRA, cerca de la puerta de la convención, que este año ni siquiera admitía la solicitud de credenciales a la prensa extranjera
Algunos cambiaron de opinión . Por ejemplo, el gobernador del estado, Greg Abbott, también republicano y también pro-armas. Adujo que tenía previsto participar en una rueda de prensa en Uvalde para ausentarse en persona, aunque sí mandó un vídeo a la convención. También se retiraron en el último momento el segundo del Gobierno de Texas, Dan Patrick; el otro senador por el estado, John Cornyn, también republicano; diputados conocidos como Dan Crenshaw y varias estrellas del ‘country’ que tenían pensado participar en un concierto organizado por la NRA. Entre ellos, Lee Greenwood, el autor de ‘God Bless the USA’ (‘Que Dios bendiga a EE.UU.’), una canción que no falta en todos los mítines de Donald Trump.
Esa música, sin embargo, sonó cuando Trump apareció en el escenario, el plato fuerte del cónclave pro-armas. «A diferencia de otros, yo no os he decepcionado», dijo sobre su presencia en el acto. El expresidente abogó por una «reforma completa de la seguridad en los colegios» y propuso una lista amplia de medidas: que los centros tengan una sola puerta, además de un fuerte perímetro de vallas y detectores de metal; que nadie pueda acercarse a las clases sin haber sido autorizado; que se blinden las puertas de las clases; «y, sobre todo, que a partir de hoy todos los colegios de EE.UU. tengan un policía o un agente armado a todas horas». Trump también demandó que se permita a los profesores llevar armas, lo que sería «mucho más efectivo, también desde el punto de vista de los costes».
Esos planes tendrían costes altos. «Pero si EE.UU. tiene 40.000 millones de dólares para enviar a Ucrania, deberíamos ser capaces de hacer todo lo necesario para que nuestros niños estén seguros», defendió Trump, que inició su discurso nombrando a cada una de las víctimas de Uvalde y negando que la solución sea limitar el acceso a armas: «La existencia del mal es una de las mejores razones para armar a los ciudadanos que respetan la ley». Esos ciudadanos, sin embargo, no podían llevar armas si asistían al discurso de Trump. Así lo estipulaba el Servicio Secreto, que registró a todo el que entró al recinto con detectores en busca de armas y les obligó a dejarlas fuera, en favor de la seguridad del expresidente. Toda una contradicción en un cónclave y en un discurso que abogaban por la presencia masiva de armas en la sociedad como garantía de seguridad.
Trump también defendió un «cambio drástico en cómo afrontamos la salud mental» y apostó por «hacer más fácil el confinamiento de violentos y perturbados mentales en centros psiquiátricos». El discurso acabó transformándose en su habitual mitin político, en el que vinculó la seguridad en EE.UU. a que los republicanos ganen el Congreso en las elecciones este año y la Casa Blanca en 2024, en un nuevo guiño a la posibilidad de su reelección.
«El problema no son las armas, el mal siempre encuentra la manera», decía Michael D., en referencia a atentados con vehículos o con ollas a presión
Protestas
Fuera del centro de convenciones, una carretera y dos filas de vallas separaban a los asistentes a la reunión de la NRA de decenas de manifestantes. «¡Debería daros vergüenza! ¡asesinos! ¡echadlos con los votos!», coreaban. En sus pancartas se veían lemas como ‘ Proteged a los niños, no a las armas ’, ‘Ya basta’, ‘Abbot cuenta billetes mientras nosotros contamos cadáveres’ o ‘Dejad el dinero sangriento fuera de la política’, en referencia a las contribuciones de grupos a favor de las armas, en especial, de la NRA, a las campañas de políticos.
«El problema no son las armas, el mal siempre encuentra la manera», decía Michael D. , en referencia a atentados con vehículos o con ollas a presión. Sin embargo, reconocía que se podía hacer más en las revisiones a la hora de comprar armas de gran calibre. Es algo que muchos vecinos de Uvalde pedían estos días: que las armas no lleguen a las manos equivocadas. «Deberíamos tener una manera mejor de hacerlo, de controlarlo», apuntaba, en una opinión que suele ganar apoyo tras las matanzas periódicas que sufre EE.UU. y cuyo impulso pierde fuerza como la gaseosa.
Era algo en lo que también estaba de acuerdo Darryl Miller, que regenta una tienda de armas cerca de Houston. Llegaba a la convención « con mucha tristeza » por lo sucedido en Uvalde y entendía a quienes protestaban desde el otro lado de la acera. «Pero también quiero defender nuestras libertades, nuestros derechos constitucionales y todo lo que tiene que ver con EE.UU.», decía. El problema, en su opinión, es «la crisis de salud mental y de familia» que sufre el país. Requiere soluciones y acuerdos «de los dos partidos». Algo que parece imposible a día de hoy.