Colombia avanza en la integración de las FARC en la vida política
A falta de conocer el número directo de escaños que recibirá la guerrilla en el Congreso, ambas partes han aprobado el camino a seguir para su incorporación a la vía democrática
Colombia encauza con buen pie el camino hacia la conciliación . En los denominados como «diálogos para la paz» celebrados en la Habana, tanto gobierno como las FARC han aprobado una serie de acuerdos que sirven como hoja de ruta a seguir para incorporar a la guerrilla en la normalidad democrática.
A falta de conocer el número de escaños que recibirá la guerrilla de manera directa en el Congreso, el nuevo comunicado aprobado entre ambas partes recoge puntos tan importantes como la redacción de un «estatuto de garantías» que permita ejercer la oposición a la guerrilla de manera política, así como la reforma de un régimen electoral que sea «moderno y transparente, y que ofrezca más garantías para la participación en la vida política».
Ambas partes también han aprobado conjuntamente la inclusión de los movimientos «Marcha Patriótica» y del «Congreso de los Pueblos» en la comisión de paz. Para garantizar la neutralidad, también se aprobará la presencia de dos expertos directamente nombrados por la Mesa de negociaciones.
Un proceso de cuatro años, para un conflicto de más de 50
Toda esta serie de acuerdos avanzan en el proceso de paz que lleva abierto en Colombia desde 2012, y que tomó fuerza tres años después, en 2015, tras la firma del denominado «acuerdo de justicia transnacional». Este pacto fue clave para iniciar dicha conciliación, e incluyó un histórico apretón de manos entre el presidente Juan Manuel Santos y el líder de la guerrilla, Rodrigo Londoño, alias «Timochenko».
Aquel paso fue imprescindible para dejar atrás un conflicto armado que ha estado prácticamente enquistado desde la década de 1960 , y que ha producido un total de 220.000 muertos, 25.000 heridos y unos seis millones de desplazados.
Precisamente el pasado 23 de junio, ambas partes acordaron un alto el fuego "bilateral y definitivo" , con la previsión de que la guerrilla deje las armas en 180 días.