Clamor mundial para que Riad aclare la suerte de Khashoggi

Arabia Saudí permite a la Policía turca registrar su consulado en Estambul

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Pasan los días y crece el misterio sobre el paradero de Jamal Khashoggi. Naciones Unidas, la Unión Europea y Estados Unidos pidieron a las autoridades saudíes «una investigación completa y transparente» sobre lo ocurrido con el famoso periodista saudí, crítico con la monarquía, desaparecido desde el pasado martes cuando acudió al consulado de su país en Estambul para realizar un trámite burocrático. D esde Riad insisten en que Khashoggi abandonó el edificio y, como muestra de su disposición a colaborar con la investigación, abrieron las puertas de la legación a los expertos turcos que tratan de aclarar este caso, tal y como informó el ministerio de Exteriores de Ankara.

La presión internacional en torno a Arabia Saudí crece en mitad de las declaraciones de fuentes policiales turcas y amigos personales del desaparecido que aseguran que fue «asesinado de manera salvaje». Citando diferentes fuentes próximas al caso, The New York Times señaló que «fue asesinado y descuartizado». The Wall Street Journal añadió que «el cuerpo fue posiblemente sacado en pedazos del edificio» , la misma versión defendida por los testimonios recogidos por The Washington Post, medio con el que colaboraba el desaparecido, que aseguraron que «el cadáver de probablemente se descuartizó y se metió en cajas antes de sacarlo del país en avión». Esta versión llegó reforzada por las informaciones de medios turcos sobre la llegada a Estambul de 15 personas a bordo de un avión privado saudí, que realizaron un vuelo de ida y vuelta el mismo día de la desaparición.

La respuesta oficial a estas acusaciones llegó de boca del príncipe Khalid Bin Salman, embajador saudí en Washington, que las calificó de «absolutamente falsas y sin fundamento» , pero su consulado en Estambul sigue sin aportar pruebas que confirmen la salida de Khashoggi del edificio.

El periodista tiene 59 años y reside desde hace un año en Estados Unidos, donde se autoexilió debido a su postura crítica con la monarquía y el príncipe heredero, Mohamed bin Salman , el auténtico hombre fuerte del país. Es columnista en la sección de Opinión de The Washington Post y una semana después de su desaparición el presidente estadounidense, Donald Trump, declaró su «preocupación», pero confesó no haber hablado del tema con las autoridades de Riad, sus grandes aliados regionales junto a Israel. Su secretario de Estado, Mike Pompeo, pidió a los saudíes una «investigación completa», lo mismo que la la alta representante europea para Asuntos Exteriores, Federica Mogherini, quien añadió que espera «máxima transparencia» por parte del reino.

Analistas como Ali Soufan escribió en las redes sociales que Bin Salman « está envalentonado porque no tiene que rendir cuentas por nada , ni por sus atrocidades en Yemen, ni por el secuestro del primer ministro libanés, ni por la purga interna contra disidentes… el caso Khashoggi es un paso más inevitable en esta trayectoria».

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