EL PULSO DEL PLANETA
La «ciudad de la luz» cambia sus bombillas
París moderniza su iluminación para ahorrar y cumplir con los compromisos de la Cumbre del Clima
La «ciudad de la luz» ha comenzado a cambiar de color por razones ecológicas y presupuestarias. El amarillo brillante que ilumina sus grandes monumentos y lugares emblemáticos está siendo sustituido por un blanco purísimo, con matices infrarrojos y ultravioletas . En tiempos de crisis y «transición energética», la alcaldía parisina, con un gasto anual de unos 15 millones de euros, espera rebajar el consumo de la luz en un 20 por cien. Tal medida tiene una dimensión ecológica de efecto inmediato: se espera un ahorro de energía de hasta un 30 por cien, con el fin de respetar los compromisos nacionales y municipales adoptados en la reciente Cumbre del Clima de París COP 21 . ¿Y cómo esperan consumar esos cambios, llamados a modificar la fisonomía estética de la ciudad? Con nuevas bombillas.
Desde hace décadas, las grandes avenidas, así como Notre Dame, Montmartre, la Torre Eiffel o el Arco del Triunfo, entre otros monumentos, se han iluminado con bombillas/lámparas de vapor de sodio, confiriendo a esos emblemáticos espacios una luz dorada, de una cierta nobleza tradicional. Con el tiempo y la evolución de las tecnologías, los tecnócratas han decidido que la lámpara led (del acrónimo inglés LED, light-emitting diode o diodo emisor de luz) tiene mucho. Los ledes (plural aceptado por la RAE) son más baratos, duran más tiempo (más de 50.000 horas) y producen una luz «más moderna».
Así las cosas, la alcaldía de París ha comenzado la sustitución de su antigua iluminación para cobrar una nueva fisonomía nocturna , que apenas tardará un par de años en cambiar el color de la ciudad. Adiós a los broncíneos amarillos del París clásico de nuestro tiempo. Bienvenida la luz blanca con tonos ultravioletas del París del nuevo siglo.
Tecnócratas y empresas beneficiarias de los nuevos contratos están encantados. Patrick Duguet, responsable de la luminotecnia nocturna de la capital, se dice muy satisfecho: « Esta nueva luz nocturna pone más en valor los grandes monumento s. Las esculturas y bajo relieves son mucho más visibles y sus contrastes son más precisos».
Es una decisión irreversible. El gran público deberá acostumbrarse. Artistas y paseantes solitarios perciben el cambio con ilusión contenida. « Es cierto que el amarillo chillón tenía un toque un poquito arcaico . Los ledes dan una luz blanquísima y muy bella. Sólo tienen un inconveniente: es la misma luz que el viajero encontrará en aeropuertos y estaciones de tren», comenta la artista plástica Charline Cruet.
¿Serán Notre Dame y el Arco del Triunfo los mismos monumentos, iluminados de igual manera que el aeropuerto de Dallas ? Vaya usted a saber. Está claro que París cambiará de color y eso quizá modifique nuestra visión de la metrópoli, que «cambia más rápido que el corazón de los mortales», decía Baudelaire.
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