Chipre del norte, el precio de estar aislados de la UE
Los turcochipriotas envidian el progreso de la parte griega de la isla, miembro de la Unión Europea, pero se saben «rehenes forzados» de Ankara
Los imperios vuelven a estar de moda. Los más fervorosos «brexiters» tratan de impulsar la decadente Commonwealth para cuando Reino Unido abandone definitivamente la Unión Europea, que a su vez brega para sobrevivir como proyecto supranacional pese a sus asimetrías, presiones externas e internas. Recep Tayyip Erdogan, presidente de una Turquía cada vez más lejos de entrar en la UE, ha reivindicado en varias ocasiones a su República como heredera del Imperio Otomano, que entre otras posesiones gobernó la pequeña isla mediterránea de Chipre durante cerca de 300 años. Descendiente de cuatro civilizaciones, desde la Casa de Lusignan, los mercaderes venecianos, las familias otomanas, hasta finalmente la colonización del Imperio Británico, Chipre cuenta en 2018 con la única capital dividida de Europa, Nicosia, y con una zona desmilitarizada (la Línea Verde) de Naciones Unidas que convierte a la pequeña isla en la última frontera europea.
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«Protegeremos los derechos de los turcochipriotas en cualquier escenario», afirmó el vicepresidente turco Fuat Oktay en su visita a Chipre Norte durante el desfile militar por el 44º aniversario del 20 de julio, fecha de la entrada de las tropas turcas en la isla, de pie junto al presidente de la autoproclamada República de Chipre Norte, Mustafa Akinci. En su discurso, Akinci afirmó que «los grecochipriotas tienen que cambiar de ideología y aceptar compartir el poder de la isla con los turcochipriotas». Al norte de la línea verde, la presencia turca va desde el rostro omnipresente de Ataturk, aunque Erdogan aparece en algunas pintadas, hasta los colores del equipo de Nicosia Norte, imitador del afamado Galatasaray de Estambul. La cerveza que se bebe es EFES y el típico yogur líquido turco ‘Ayran’ es lo más refrescante para los que no quieren alcohol. La bandera turcochipriota, idéntica a la turca pero con sus colores invertidos y dos rayas rojas horizontales, desfila junto a su hermana mayor en los tanques y los aviones militares. Los guías turísticos de Chipre Norte presumen de su gigantesca bandera «tatuada» en la montaña -del tamaño de cuatro estadios- para recordar a sus vecinos que la administración exclusivamente grecochipriota de la República de Chipre no les representa.
Víctimas a ambos lados
La historia de Chipre «se ha caracterizado por la tensión y el conflicto debido a los intereses diametralmente opuestos de Grecia y los grecochipriotas por un lado, y Turquía y los turcochipriotas por el otro», escribe la Jefa de Operaciones del Centro para la Paz Sostenible y el Desarrollo Democrático, Ilke Dagli, en el think tank Oxford Research Group. Esta isla, donde Reino Unido cuenta con dos bases soberanas, herencia de la colonización del Imperio británico, permanece partida en dos desde la invasión turca del norte en 1974 a raíz de un breve golpe de Estado de la Junta Militar griega contra el Gobierno del arzobispo ortodoxo Makarios -primer presidente de la República de Chipre tras su independencia- para anexionar Chipre a Grecia. Ankara justificó su intervención en la protección de la minoría turcochipriota ante la represión violenta de grupos nacionalistas grecochipriotas.
Dependencia económica
Muchos se sienten infelices y saben que están controlados por Ankara, pero sin ella sería la ruina
Las fosas comunes de Murataga y Sandallar -en el norte- honran el recuerdo de los 89 asesinados en agosto de 1974 por bandas de grecochipriotas de las aldeas vecinas «probablemente apoyadas por guardias nacionales y soldados griegos», dicen desde el lado turcochipriota. Son sólo algunos de los 1.500 militares turcos y civiles turcochipriotas muertos esas semanas. Pero en el imaginario de los chipriotas del sur, el Ejército turco desplegó tropas para llevar a cabo la invasión -la terminología en el conflicto es muy importante- de Chipre en julio y agosto de 1974, «causando la muerte de unos 3.000 grecochipriotas y la expulsión de 180.000 de los hogares», apunta Zenon Stavrinides, Secretario general de la Asociación para los Asuntos Greco y Turcochipriotas, con sede en Reino Unido. Otras cifras hablan de hasta 6.000 muertos (incluidos militares griegos) y 2.000 desaparecidos. La salida de las tropas turcas que actualmente están en Chipre -cerca de 35.000-, «cuya presencia viola la soberanía chipriota», es la «principal demanda grecochipriota», analiza Stavrinides, que resalta que, para los grecochipriotas, Turquía alentó a varias decenas de miles de sus ciudadanos a establecerse en el Chipre Norte ocupado hasta formar la mayor comunidad en la región. Actualmente, más de 800.000 personas viven en la parte grecochipriota y unas 325.000 en la parte turcochipriota -que se independizó unilateralmente hace 35 años-, que ocupa algo más de un tercio del territorio total. El muro que divide ambas zonas fue prácticamente infranqueable desde 1974 hasta 2004, año en el que se celebró un referéndum para la unificación en el que ganó el no.
«En 2004 cuando los checkpoints se abrieron, yo crucé por primera vez y era ‘oh wow, esto es la otra mitad de la isla, parece muy diferente’: olía igual, sabía igual, sonaba igual, el hummus y la música eran muy similares, pero todo parecía diferente. Había vallas publicitarias, McDonalds... cuando en el norte no había nada de esto», comenta Dagli. En 2016 esta profesora de la Universidad de Warwick veía cerca la reunificación. «Éramos muy optimistas, íbamos a vender nuestra casa en Reino Unido porque queríamos formar parte de ello y volver con mi familia del Norte de Chipre», relata. Aunque finalmente esas negociaciones se rompieron; y vuelta a empezar. «Hay más fatiga entre los turcochipriotas y decepción porque están más desesperados», añade. Las consecuencias del aislamiento van desde la parte económica hasta la social y cultural. «La dependencia de Turquía ha aumentado con el aislamiento y embargos, no pueden vender, no pueden comerciar, deben utilizar los puertos turcos...», resume Dagli, que compara la dureza del aislamiento turcochipriota con el caso cubano. Como toda Chipre es parte de la UE, la Unión cuenta con una oficina en el norte, que pese a no estar reconocido como país recibe inversiones europeas de manera indirecta. «La República Chipre siempre ha sido fuerte gracias al sector servicios, a la educación y el turismo… El norte no ha podido disfrutar de ese lujo. También está la consecuencia social de vivir en un invernadero homogéneo, porque tienes menos interacción y exposición a la diversidad, para los turcochipriotas es muy difícil viajar», subraya Dagli.
«Síndrome de Estocolmo»
En el gobierno de la autoproclamada República de Chipre Norte consideran que la división no daña a las dos partes por igual y que el «sur no tiene incentivos» para buscar un acuerdo en el que compartir el poder mediante, entre otros puntos, una presidencia rotatoria. «La parte grecochipriota es tratada como el «Gobierno» de toda la isla; es un miembro de pleno derecho de la Unión Europea (UE); y es capaz de explorar, explotar y ahora potencialmente vender a los mercados internacionales los recursos naturales que se encuentran alrededor de la isla», explica Gülfem Veziroğlu, directora de la oficina de Organización de Asuntos de Cooperación Islámica en el Norte. «En Ginebra la rotación de presidencia en los últimos años ha sido uno de los principales puntos de las negociaciones, es muy importante, aunque una mayoría de grecochipriotas considera que es una cuestión problemática debido a la presencia de fuerzas turcas. Los turcochipriotas encuentran también muy dificil renunciar a las garantías y a las fuerzas turcas», comenta la investigadora de la Universidad de Warwick.
Las contradicciones del conflicto chipriota cristalizan especialmente en el terreno económico. Con la lira turca en una espiral peligrosa de devaluación, al norte de la Línea Verde temen una situación angustiosa. «Somos muy dependientes de Turquía, lo que afecta de manera positiva en Turquía nos afecta positivamente a nosotros y si tienen una mala situación nos afecta igualmente de manera negativa, así que si se devalúa la lira turca su efecto se sentirá de manera aún más severa en Chipre Norte», admitió a ABC el presidente Akinci durante un encuentro con periodistas internacionales.
Hasta 2009, los grecochipriotas tuvieron una economía próspera y unos estándares muy altos en materia educativa y empresarial basado tanto en el turismo como en los servicios legales y financieros que le permitieron la entrada en el euro. «La crisis trajo niveles de desempleo y pobreza que la generación más joven nunca había conocido, ¡pero no todo estaba perdido! La exploración se llevó a cabo a cierta distancia de las costas meridionales de Chipre dentro de su Zona Económica Exclusiva por compañías estadounidenses acreditadas de Francia, Italia y Corea del Sur y contratadas por el gobierno chipriota indicaron la presencia de grandes depósitos de hidrocarburos, principalmente gas natural y depósitos más pequeños de aceite líquido», escribe el académico Stavrinides. Sin embargo, el gobierno turco criticó la iniciativa unilateral chipriota.
«Aislarse tiene un coste enorme», afirma un diputado turcochipriota refiriéndose al separatismo catalán
Desde el lado sur de la línea verde, Mané Grigoryan, analista del conflicto, considera que la principal división entre la comunidad grecochipriota - «nos definimos como chipriotas, a secas», aclara- radica en si consideran a los turcochipriotas como chipriotas o no. «Algunos creen que los turcochipriotas son chipriotas, por nacimiento, y otros creen que no son chipriotas sino turcos. No hay disputa sobre el aspecto territorial del asunto, ya que casi todos los chipriotas creen que la tierra pertenece a Chipre y debe estar bajo la soberanía chipriota y no bajo el imperio de la ley de Erdogan», explica.
Muchos citan la llegada de «colonos turcos» presuntamente alentados por el Gobierno de Ankara para cambiar la demografía del norte. Para Dagli, esta idea parte de una «retórica racista»: «¿Por qué los nacidos en Londres son más chipriotas que los nacidos en Estambul? ¿Han vivido 20 años y dicen que son menos chipriotas? No se puede culpar de los problemas de asuntos exteriores a los Ahmet o Ali que ves en las calles. ¿Tienen hijos que han crecido en Chipre, y no hay que aceptarlos? Hay mucha discriminación hacia los turcos».
La línea verde, con 1.000 efectivos de la misión de la ONU y 35.000 militares turcos aún presentes en la isla, impregna «una sensación de tensión en el aire. Muestra que no somos una sociedad normal y debemos asegurarnos de que podamos vivir en un estado normal. Solo la reunificación puede hacer esto», consideran desde la Asociación de Diálogo Académico de Chipre (CAD).
«Los turcochipriotas son muy infelices y están controlados por Ankara, pero sin Ankara estarían económicamente en ruinas. Es el famoso Síndrome de Estocolmo. Se han enamorado de su secuestrador. Los turcochipriotas son rehenes de Turquía y no hay escapatoria», explican los miembros greco y turcochipriotas de CAD.
Cada año las autoridades turcochipriotas organizan viajes para periodistas extranjeros para que el conflicto en la isla de Afrodita -«sin los muertos de Siria»- no caiga en el olvido de la comunidad internacional. Ante la presencia de este diario, un diputado de la cámara turcochipriota se refirió al tema catalán: «Dada nuestra situación, en la que solo Turquía nos reconoce, debo advertirle a los independentistas catalanes de las graves consecuencias de estar aislados. Conlleva un coste enorme».