Los chavistas dicen tener ya el resultado: 92-75 para el Gobierno
Los cálculos cuentan con que la actuación de grupos civiles armados contribuyan a desmovilizar el voto opositor
Desde la dirección de la campaña chavista han salido algunos mensajes de texto con el resultado que tendrán las elecciones: 92 diputados oficialistas y 75 de la oposición (la nueva Asamblea Nacional tendrá 167 escaños, dos más que hasta ahora). Puede tratarse simplemente de una meta, pero conociendo la ingeniería electoral del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus formaciones afines, cuya sala de máquinas normalmente se opera desde Cuba, como ABC ya desveló en las presidenciales de 2013 , cabría sospechar que las cifras intentan ser más que una previsión. Si el chavismo mueve plenamente sus resortes para evitar que la oposición sea proclamada vencedora, entonces el oficialismo podría sumar más de noventa diputados, quizás entre 92 y 98 .
Dado que 132 escaños se dan por casi otorgados, por el gran apoyo a uno u otro bando en determinados distritos, la batalla se centra en los 35 puestos que se eligen en 23 circunscripciones. En ellas la oposición va a procurar fiscalizar más el proceso, pues es donde se puede cometer mayor número de irregularidades.
También ahí es donde se espera una mayor acción de los colectivos, las pandillas armadas que forman el corolario de la fuerza de choque chavista. Su misión podría ser tanto la de amedrentar al electorado contrario al Gobierno, sobre todo el domingo por la tarde (la oposición reclama a sus partidarios que voten antes del mediodía), como la de confrontar violentamente posibles protestas contra un posible fraude ya por la noche.
Precisamente varios incidentes registrados ayer pusieron de relieve el riesgo de actuación de elementos civiles armados. En Caracas un guardia nacional resultó muerto cuando varios personas entraron en un centro electoral para destruir material. En el estado de Aragua se produjo otro incidente, al enfrentarse varios agresores con las fuerzas del orden que custodiaban otro centro de votaciones. Los atacantes llevaban dos AK-103, que eran armas asignadas al personal del Plan República (el plan de contingencia para la seguridad en la jornada electoral). Además, miembros de los colectivos han sido filmados circulando en moto en la capital, disparando al aire y generando un ambiente de miedo, especialmente entre los votantes opositores.
Unos 25.000 fusiles de asalto ligero se han distribuido en camiones por los cuarteles para posible uso de la Milicia o los colectivos
Fuentes vinculadas con el Ministerio de Defensa han confirmado a varios interlocutores que existen 25.000 fusiles de asalto ligero (repotenciados tras ser sustituidos en las fuerzas armadas por el AK-47) distribuidos en camiones que se encuentran estacionados en distintas guarniciones militares. Podrían quedar a disposición tanto de la Milicia como de los colectivos.
Esas mismas fuentes indican que un grupo de colectivos están coordinados por Freddy Bernal, exalcalde del centro de Caracas . Bernal los capitanea con autonomía, al margen en ocasiones de los intereses políticos del Gobierno, y al servicio muchas veces del microtráfico de droga (de hecho está señalado por el Tesoro de Estados Unidos por su implicación en el comercio de narcóticos). Otro grupo lo dirige Juan Barreto , que fue alcalde metropolitano de Caracas y que sigue más las consignas de la dirección chavista.
Falta de alimentos
Entre los fondos destinados a los colectivos y otros gastos con fines electorales, el Gobierno no está importando los alimentos que necesitan las cadenas oficiales de distribución. Los 24 tipos de alimentos que el Gobierno compra en el exterior constituyen mensualmente 1,2 millones de toneladas. En estos momentos solo hay 25.000 toneladas en la reserva , lo que alcanza para pocos días. Algunos barcos con mercancías están anclados frente a los puertos sin entregar su carga porque el envío no ha sido pagado. «Todo está tirado para la calle», afirma alguien que ha estado involucrado en esas actividades, indicando que el Gobierno ha metido todo el dinero en intentar ganar las elecciones, dejando para más adelante resolver cómo alimenta a la población después.