La carta que dejó una profesora escocesa antes de morir en Auschwitz
A pesar de que desde su misión le aconsejaron volver a su país, decidió quedarse junto a las 300 niñas que cuidaba
Cuando la Segunda Guerra Mundial estalló en 1939, Jane Haining estaba de vacaciones en Cornwall, Inglaterra, pero inmediatamente volvió a su puesto como de trabajo en una casa de acogida de la Escuela Misionera de Escocia en Budapest, Hungría. Durante los cinco años posteriores, Haining arriesgaría su propia vida para cuidar a las más de 300 alumnas de la escuela, muchas de las cuales eran judías. Traicionada a la Gestapo, fue enviada a realizar trabajos forzados en el campo de exterminio nazi de Auschwitz en mayo de 1944; murió ese mes de julio. Ahora, el descubrimiento del testamento escrito a mano de Haining, junto con fotografías y documentos inéditos, arroja luz sobre su extraordinario heroísmo, según publica «History.com» .
«Para abrir en caso de mi muerte», escribió Jane Haining en el sobre que contiene su última voluntad y testamento, fechado en julio de 1942 y recientemente redescubierta en una caja olvidada en los archivos de la Iglesia del Consejo Mundial de las Misiones de Escocia, en Edimburgo. En el documento, se establece quién debe recibir cualquier «dinero que quede después de cubrir los gastos del funeral», junto con sus pertenencias, incluyendo una radio inalámbrica, un abrigo de piel, una máquina de escribir y relojes.
Los investigadores del Consejo Mundial de las Misiones hallaron la última la voluntad de Haining mientras rebuscaban en los archivos, preparando una exposición en Budapest para conmemorar el 175 aniversario de la fundación de la misión de la Iglesia de Escocia allí. Además, encontraron unas 70 fotografías inéditas de la señorita Haining (como la llamaban sus alumnos) junto con otros miembros del personal y las jóvenes que cuidaban.
Junto con el texto y las fotografías, los investigadores encontraron otros documentos, incluyendo un extracto de un informe del obispo polaco Laszlo Ravasz, que también ayudó a salvar judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Escrito en 1945, un año después de que Haining muriera, estipula que las autoridades eclesiásticas habían mandado a Haining a casa no menos de tres veces antes de que estallara la guerra. Pero Haining se negó en repetidas ocasiones, según Ravasz, diciendo: «Voy a seguir cumpliendo con mi deber... y pegada a mi puesto».
Arrestada bajo sospecha de espionaje, Haining fue acusada de ocho delitos, entre ellos «trabajar entre judíos», «escuchar emisiones de noticias en la BBC», «visitar a los prisioneros de guerra»,«trabajo en política» y «llorar al ver las niñas asistiendo a clase llevando las estrellas amarillas». «Ella admitió todos los cargos excepto los relacionados con la actividad política y en mayo de 1944 fue trasladada a Auschwitz, el mismo campo de trabajo forzado en la Polonia ocupada por los nazis, donde algunos de sus alumnos serían enviados.