Carolina del Sur: trampolín o tumba para Joe Biden

La falta de energía en su campaña y su paso mediocre por los debates no le sacaron del liderato en las encuestas a nivel nacional hasta los «caucus» de Iowa, la cita inaugural de las primarias

EFE

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El momento más delirante -y no faltaron- del debate entre candidatos demócratas del pasado martes fue cuando Joe Biden , exvicepresidente con Barack Obama, se lanzaba a atacar a Tom Steyer , un multimillonario cuyas aspiraciones presidenciales son irrealizables. Biden fue más duro y directo con Steyer que con Bernie Sanders, el izquierdista que lidera la carrera y que le ha quitado la posición de favorito, o de Michael Bloomberg, el multimillonario que amenaza con llevarse buena parte de su electorado moderado en el «Supermartes», la gran cita electoral del próximo 3 de marzo.

La razón es que Steyer ha dedicado muchos recursos y ha conseguido arañar puestos en las encuestas: según el acumulado de RealClearPolitics, consigue el 14% de los apoyos , mientras que en el resto de estados no se acerca a los dos dígitos. Y, sobre todo, que Biden está tan en la cuerda floja en estas primarias, que no se puede permitir nada que no sea una victoria arrolladora en Carolina del Sur este sábado si quiere resucitar su campaña.

Biden fue favorito hasta que se empezó a votar. La falta de energía en su campaña y su paso mediocre por los debates no le sacaron del liderato en las encuestas a nivel nacional hasta los «caucus» de Iowa , la cita inaugural de las primarias. Quedó en un sorprendente cuarto puesto , pero aún le iría peor en New Hampshire -quinto- y recuperó alguna posición en Nevada, con un electorado más diverso, lo que le conviene (fue segundo). El suflé se deshinchó y Sanders agarró el liderato y el favoritismo en las primarias.

Desde que las cosas empezaron a torcerse para Biden, toda su estrategia se ha basado en obtener un gran resultado en Carolina del Sur. Sería raro que no lo consiguiera. El que fuera segundo de la Administración Obama ha cortejado sin descanso a la minoría racial negra, que en Carolina del Sur supone el 60% del electorado demócrata . Jim Clyburn, el «padrino» de la política en aquel estado, el negro de más alto rango en la Cámara de Representantes, le dio este miércoles su adhesión. Las encuestas le dan una ventaja amplia frente al resto de candidatos en el estado (34,3% para él, 20% para Sanders) y ha concentrado todos sus esfuerzos de campaña en los últimos días, mientras el resto de candidatos se esparcían por todo el país en preparación para el «Supermartes», en el que votan una quincena de estados.

Biden necesita esta jugada cortoplacista para seguir vivo. Su idea es que un gran triunfo en Carolina del Sur le proyecte como la alternativa real a Sanders en el sector moderado, fragmentado con candidatos como Bloomberg -que no participa en las cuatro primeras primarias para centrarse en el «Supermartes», con una inversión fabulosa-, Pete Buttigieg -que tiene pocas opciones pero es el moderado con mejores resultados hasta el momento- y Amy Klobuchar, cuya candidatura es inviable pero insiste en seguir en la carrera.

El problema para Biden es que se ha quedado sin recursos. La tesorería de su campaña está bajo mínimos y apenas ha podido invertir en el «Supermartes» y no ha hecho mucha campaña. En las encuestas de California, el estado que más delegados reparte, va tercero. En otros, como Carolina del Norte o Virginia, Bloomberg le ha comido terreno.

El mejor escenario es que la victoria probable en Carolina del Sur suponga un tirón mediático y de recursos que, unido a la familiaridad con el electorado por ser el vicepresidente de Obama y las dudas que general Bloomberg - no ha brillado en los debates - y Buttigieg -es inexperto y no tiene tirón en las minorías raciales-, posibilite que se confirme como alternativa al izquierdista Sanders tras el «Supermartes». A partir de entonces, aglutinaría al voto demócrata en el resto de las primarias para remontar la ventaja del candidato socialista.

«Si me sacáis de aquí con una victoria, nadie parará esto», dijo Biden esta semana en un mitin. «Ganaremos la nominación. Ganaremos la presidencia ».

Pero nada está escrito y las expectativas son peligrosas. Una victoria por escaso margen redoblaría las dudas sobre su viabilidad. Una derrota enterraría su aspiración presidencial.

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