Carmen de Carlos - EN EJE
Resistir
Moreno resiste porque tiene la razón y al Ejército a su lado. Otros, como Nicolás Maduro, lo hacen sólo con las Fuerzas Armadas y algunos, como el peruano Martín Vizcarra, porque son hábiles para descubrir un atajo para adelantar elecciones
Cuando no hay unión la resistencia hace la fuerza. En ese escenario se encuentra, entre otros políticos de aquí y de allá, Lenín Moreno. Cerca de dos semanas lleva el presidente de Ecuador aguantando el caos en las calles, el asalto a la Asamblea Nacional (Congreso), el cerco a las instituciones y el saqueo de la Controlaría, almacén de documentos de los casos de corrupción de Rafael Correa.
Aún así, Moreno no cede a las presiones para dar marcha atrás con la supresión de subsidios a los combustibles recogida en el decreto 883. Del resto -anunció a los movimientos indígenas-, se puede hablar y hacer correcciones. La Conai, la poderosa organización indígena, aceptó ir a una mesa de diálogo (auspiciada por la Iglesia y la ONU) pero antes confirmó las denuncias de Lenín Moreno y reconoció que las hordas de Rafael Correa, el expresidente prófugo en Bruselas, están detrás de los desmanes y la violencia.
Lenín resiste porque tiene la razón y al Ejército a su lado. Otros, como Nicolás Maduro, lo hacen sólo con las Fuerzas Armadas y algunos, como el peruano Martín Vizcarra, porque son hábiles para descubrir un atajo para adelantar elecciones y evitar lo que parecía inevitable, el regreso del fujimorismo y la destrucción del Poder Judicial.
En el caso de Mauricio Macri, su resistencia consiste en no rendirse ante las primarias de agosto y los sondeos que anticipan su derrota frente al kirchnerismo que lleva a Alberto Fernández de titular en la papeleta y a la viuda de Néstor Kirchner a su lado. El filósofo Santiago Kovadloff en una intervención reciente, al hilo de las elecciones argentinas, recordó una anécdota en la que el general Pueyrredón, cansado de enviarle armas, ropas y recursos a San Martín, le mando «al carajo» y exigió que no le pidiera nada más, «porque lo que usted quiere hacer, es imposible». El libertador de Argentina, Chile y Perú, le respondió en una carta: «Tiene razón, lo que quiero hacer es imposible pero es imprescindible». Macri piensa exactamente lo mismo de sí mismo y aunque no es San Martín, insiste en resistir.