Carmen de Carlos - EN EJE
Primera vez en Chile
A Lagos y Bachelet no les une el amor a Boric, sino el espanto a José Antonio Kast
Es la primera vez de muchas cosas en Chile. Primera vez que un candidato que perdió en primera vuelta gana en el balotaje, primera vez que hay un presidente electo de 35 años, primera vez en democracia que los comunistas estarán en el poder y primera vez que dos ex presidentes, tratados como culpables de todos los males del país (que no son muchos), agachan la cabeza y entregan su apoyo al político que los puso en el patíbulo. Ricardo Lagos y Michelle Bachelet no estarán exentos de responsabilidad en la gestión de Gabriel Boric . Los socialistas le dieron el espaldarazo que necesitaba para llegar a La Moneda. Lo hicieron con el tiempo suficiente para que, ese joven entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez , pudiera seducir a aquellos votantes que le temían por sus posiciones de extrema izquierda. Las mismas que matizó, reformó o rectificó en esta segunda vuelta.
A Lagos y Bachelet no les une el amor a Boric, sino el espanto a José Antonio Kast . Este no logró, con la rapidez que necesitaba, el empellón público de Franco Parisi. Cuando lo hizo, ya era demasiado tarde. No supo manejar los tiempos, esa guadaña en elecciones y en la vida. Tampoco despojarse de la sombra de la dictadura de Augusto Pinochet (poco oportuna la muerte de su viuda) ni mantener en silencio a algunos de sus charlatanes que erizaban la sensibilidad de la población. Kast, una versión andina del modelo Vox, cayó y lo hizo con nobleza. Se apresuró a felicitar a su adversario y le deseo suerte (la va a necesitar).
El presidente en ejercicio, Sebastián Piñera , mantuvo la tradicional vídeoconferencia con el ganador de las elecciones. La escena que se repite cada cuatro años, resulta ejemplar para el mundo. Rota la alternancia de poder entre Bachelet y Piñera de los últimos 16 años, Boric escuchó la sugerencia del que será su antecesor en el poder, de hacerse una foto cuando entre como presidente en La Moneda y otra cuando cumpla su mandato. Así podrá comprobar, en su propio rostro, lo duro que es presidir, «ese lugar que llamamos Chile», como se refirió a su país el presidente electo, en esa, su primera intervención tras saber que sí, que él había ganado.
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