Carmen de Carlos - EN EJE
Laberinto peruano
Pese a tener elecciones convocadas (en abril) el Congreso sacó por la puerta de atrás a Vizcarra
Primero intentaron el modelo Fujimori, el de «incapacidad moral permanente», y como no funcionó dieron un paso atrás y tomaron impulso para hacer eso de: quítate tú que me pongo yo porque eres corrupto. Así, pese a tener unas elecciones convocadas (en abril) el Congreso de Perú sacó por la puerta de atrás a Martín Vizcarra. La aventura del sucesor de PPK (otro expresidente que pasó de los cielos al infierno en tiempo récord) le duró un par de años y ocho meses.
Desconozco si Vizcarra tuvo tiempo de felicitar a Joe Biden o hizo lo de López Obrador, que parece ver en el recuento por correo de EE.UU. un reflejo estadounidense de su propio caso hace algunos años. Fraude y corrupción suelen ser caras de la misma moneda en todas las Américas (y más allá), aunque, hasta ahora, demostrar el pucherazo, lo que se dice demostrar, nadie lo ha logrado. Ni en el México del 2006 ni en los Estados Unidos (más bien rotos) de hoy.
En cualquier caso, Manuel Merino, un ingeniero y empresario de 59 años y hasta hace unas horas titular del Congreso, ya calienta la silla presidencial. El recorrido hasta llegar ahí es un poquito curioso. Los estorbos que tuvo en su carrera los derribó como un atleta: un presidente y dos vicepresidentes. Con la Constitución en la mano, Merino estaría obligado a convocar elecciones, pero como ya están convocadas lo que podría hacer es adelantarlas. Para la polémica queda si ratifica la fecha la de abril, la adelanta o tiene otra ocurrencia.
MM, siglas por las que ahora se le conocerá, es un hombre de AP, Acción Popular. El fundador del partido fue Fernando Belaúnde Terry, dos veces presidente y, a diferencia de lo que sucede ahora, de recuerdo respetado. Congresista en diferentes etapas, Vizcarra acusó a Merino de estar conspirando desde hace tiempo para darle la puntilla y, por supuesto, negó haber recibido sobornos, «cometas» o «mordidas».
El escaño de MM vence el próximo mes de julio, pero entonces, se supone, ya no será presidente y, si se le antoja –porque abre las urnas a más, a más–, tampoco congresista. Son cosas complicadas de ese eterno laberinto de la política peruana.
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