La caridad tiene nombre
Emilia Kamvisi fue fotografiada, junto a dos amigos, también octogenarios, mientras le daban un biberón a un bebé rescatado de un barco turco que llevaba refugiados sirios, que fueron abanonados en alta mar
![Emilia Kamvisi, candidata al Nobel de la Paz, en el jardín de su casa en al isla griega de Lesbos](https://s2.abcstatics.com/media/internacional/2016/02/08/luisdelvalfoto--620x349.jpg)
Desde hace meses, en la fachada del Ayuntamiento de Madrid, cuelga una gran pancarta, visible desde cualquier ángulo de la plaza de Cibeles, donde se lee «Welcome Refugees» . Dada la larga permanencia del cartel, proyecta la impresión de que es incesante el ingreso de refugiados en las oficinas del municipio, y que un porcentaje notable de funcionarios y políticos se dedica a acomodar y acoger a los refugiados. Pero no ha llegado todavía el primero, lo que quiere decir que estamos ante una maniobra de propaganda , quizá porque hay grupos y personas que son más eficaces en la publicidad que en la eficaz gestión de los asuntos públicos.
Esta mujer de la isla de Lesbos tiene 85 años y no lleva ningún cartel, pero fue una de las personas que ayudaron con amor a las pobres víctimas del barco turco a las que cobraron dinero para abandonarlas a su suerte, es decir, a la mala y premeditada suerte de que se ahogaran. En otoño, Emilia Kamvisi fue fotografiada, junto a dos amigos, también octogenarios , mientras le daban un biberón a un bebé rescatado del terrible barco. Ella y el pescador Stratis Valiamos, que ha rescatado de las aguas del mar a decenas de refugiados, están propuestos como candidatos para el premio Nobel de la Paz, junto a la actriz Susan Sarandon , que pasó las últimas navidades en Grecia, no portando un cartel de bienvenida a refugiados inexistentes, sino ayudando, consolando y acompañando a los cientos de víctimas que han llegado hasta el país heleno.
Les vendría bien a Emilia Kamvisi y al pescador Stratis Valiamo que les concedieran el premio Nobel de la Paz, porque va acompañado, además de la distinción, de una cantidad de dinero que a estas gentes humildes les apañaría su existencia, y más ahora en que el Gobierno de Tsipras , aquél que los iba a liberar de las deudas, parece dispuesto a recortarlas en un 70%, con lo que se cumple el aforismo de Groucho Marx: «Salir de la pobreza para llegar a las más altas cumbres de la miseria». Gentes modestas, sin búsquedas de gloria , que se quitan el poco pan que tienen para darlo a los demás. Y que mantienen esa honradez sin afeites, esa dignidad que refleja un alma pronta a la ayuda, a la caridad auténtica, que, como siempre, tiene nombre y apellidos.
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