Las dos caras de Jair Bolsonaro
El favorito para la presidencia alterna el discurso radical con otro más moderado
Una puñalada en un acto en la calle en septiembre casi quitó la vida al exparacaidista del Ejército brasileño. La misma cuchillada, sin embargo, cambió el curso de su campaña y ha protegido en un fortín al polémico parlamentario que se destacaba por agresiones, una trayectoria política mediocre y un discurso de odio.
Resguardado por recomendaciones médicas, Jair Bolsonaro circula por donde le interesa, justificó su ausencia en debates y entrevistas que no le convenían. Con el peso de la presidencia inminente, moderó el discurso, retrocedió en decisiones criticadas como la salida del Acuerdo de París , anunció gobernar para negros y blancos, pobres y ricos, «homos y heteros», contradiciendo sus célebres frases racistas, machistas y homofóbicas.
Pero en los últimos días, ante la presión de denuncias graves contra su campaña, Bolsonaro volvió a disparar su retórica violenta contra quienes no concuerdan con él. «Ahora la limpieza será mucho más amplia. Si ese grupo quiere quedarse aquí, tendrá que estar bajo nuestra ley. O se van del país o se van a la cárcel . Esos marginales rojos serán exterminados de nuestra patria», inflamó Bolsonaro en un mensaje en vivo grabado en un móvil y transmitido a sus militantes, eufóricos, en la avenida Paulista, en Sao Paulo.
En el mismo discurso, Bolsonaro atacó también al diario «Folha de Sao Paulo», que presentó denuncias contra su campaña y dijo que su oponente, Fernando Haddad , se juntaría a Lula en la prisión. «La gran amenaza, más que el discurso, es la sensación de que está dando poder a parte de la sociedad que cree que puede actuar con violencia», apunta el politólogo Humberto Dantas, que espera que el candidato cambie esa prédica cuando asuma el cargo. Desde la victoria en primera vuelta, electores de Bolsonaro han agredido a opositores y perseguido digitalmente a periodistas y ejecutivos de encuestadoras.
Discursos violentos
«El estado brasileño falló al no construir valores democráticos en la sociedad, al aceptar libremente discursos violentos, tanto en la extrema derecha como en la extrema izquierda, en radios, diarios y televisión», alerta Dantas.
En la misma semana de ese discurso, salió a la luz una conferencia de Eduardo Bolsonaro, uno de sus hijos, diciendo que para cerrar la Corte Suprema le bastaba «un soldado y un cabo». La declaración cayó muy mal entre los jueces y los electores , restándole votos al militar y mejorando el desempeño de su oponente, Fernando Haddad.
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