Uno de cada siete cristianos es perseguido por su fe en el mundo
Afganistán desplaza a Corea del Norte como el país más anticristiano y Nigeria se convierte en el más peligroso
Nigeria, el coloso africano, se ha convertido en el país más peligroso del mundo para los cristianos pese al hecho de que la mitad de sus más de 200 millones de habitantes profesan esa religión. La matanza llevada a cabo en el sur en la iglesia católica de San Francisco Javier en la pasada fiesta de Pentecostés, que dejó 40 muertos y decenas de heridos, sorprendió solo por el hecho de que los yihadistas de Estado Islámico raras veces atentan fuera de los feudos de mayoría musulmana del norte, al menos a esa escala tan brutal.
La oenegé Open Doors (Puertas Abiertas) , estima en su último informe anual sobre persecución religiosa en el mundo que alrededor de 360 millones de cristianos viven en regiones donde sufren algún tipo de discriminación por su fe. Es decir, uno de cada siete bautizados sufre persecución por su religión.
Open Doors estima que en 2021 murieron una media de 17 cristianos al día por motivos de creencias , la mayoría víctimas de atentados terroristas yihadistas.
En términos globales, y en el marco de los 50 países con más persecución religiosa, el informe sitúa en primer lugar a Afganistán, que desplaza de ese puesto a Corea del Norte. El país de los talibanes no cuenta con comunidades cristianas tradicionales, pero la presencia de Estados Unidos y de Occidente durante más de una década ha dejado conversos del islam que viven en peligro constante de muerte, la pena que aplica la Sharía al ‘delito de apostasía’.
El número de cristianos que murieron por su fe pasó de 4.761 en 2020 a 5.898 en 2021. La gran mayoría de las víctimas se registraron en Nigeria, el país que se ha convertido así, para Open Doors, en el más peligroso del mundo para los cristianos. Un 79 por ciento de los muertos en Nigeria fueron víctimas de ataques terroristas de los tres grupos yihadistas más activos: Boko Haram , Estado Islámico del África Occidental , y los militantes musulmanes de los Fulani . La estrategia yihadista es simple: eliminar o forzar a la emigración a los cristianos en los territorios que quieren convertir en ‘califato’.
La persecución de creyentes también se lleva a cabo por métodos menos expeditivos en otros países asiáticos, como China o Corea del Norte, donde se opta por la cárcel.
En el plano más mitigado de la discriminación, Open Doors cita la tradición islámica de los ‘dhimmi’ para explicar las penalidades que sufren las minorías cristianas en muchos países de mayoría musulmana. Los ‘dhimmi’ o Gente del Libro se refieren a los judíos y cristianos, que en la era medieval –y hasta la caída del inperio turco– pagaban un impuesto especial a las autoridades musulmanas como signo de sumisión, a cambio de protección. Hoy esas condiciones se materializan en muchos países musulmanes en discriminación hacia los cristianos a la hora de acceder a educación de calidad o a puestos de trabajo públicos. También en leyes ominosas, como la de la blasfemia contra el islam, que ha producido no pocos asesinatos de cristianos en Pakistán, así como secuestros y violación de jóvenes cristianas para forzarlas a la conversión al islam.
En materia de discriminación y libertad religiosa, hay niveles. Desde la prohibición absoluta de educar en otras creencias, que practica Afganistán o Arabia Saudí , a modelos más tolerantes como el paquistaní. Hace años, en un encuentro en Lahore, la religiosa española Pilar Vilasanjuán, de las Hijas de María, me relataba sus esfuerzos para no quitar los crucifijos de las aulas del colegio católico que dirigía. Dado que había alumnas también musulmanas, no podía en cambio enseñar catecismo, «solo valores». «En vez de decirles la frase evangélica de ‘La verdad os hará libres’, decimos a las niñas ‘La verdad os hará sanas’, porque para las mujeres aquí el término libertad es desconocido».
El otro gran informe anual de persecución religiosa en el mundo, el que elabora la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), coincide con el de Open Doors en señalar el grave incremento de los ataques contra cristianos en el continente africano. Muchos son ataques a pequeña escala que escapan a los titulares de la prensa occidental, más sensibilizada con los atentados y abusos cometidos contra etnias musulmanas en Asia; en particular la persecución de los comunistas chinos contra la minoría de los iugures y la de los budistas de Myanmar contra los rohinyás.
AIN advierte que las grandes organizaciones yihadistas de Oriente Próximo alimentan ahora la ‘guerra santa’ en el África subsahariana tras sus derrotas en los conflictos de Irak y de Siria. En el Sahel, donde apenas hay comunidades cristianas, el yihadismo atenta contra el poder establecido. Las grandes comunidades de creyentes están, no obstante, en la diana de los movimientos armados yihadistas en Nigeria, Burkina Fasso, República Centroafricana, Congo y Mozambique.
Por su parte, en China, Níger, Turquía, Egipto y Pakistán, la persecución adopta más bien las formas de discriminación de las minorías cristianas. Ayuda a la Iglesia Necesitada ha constatado durante los dos primeros años de pandemia del covid-19 un aumentos en esos países de los prejuicios contra los cristianos, que se materializaron en obstáculos para acceder a los alimentos y a la asistencia médica.
No todos los casos de persecución o discriminación proceden del islam más radical. La fundación pontificia denuncia en su último informe los estragos que produce el nacionalismo hindú y budista en la libertad religiosa, en los países donde los grupos políticos que lo pregonan han llegado al poder, en particular la India y Myanmar, la antigua Birmania. Esa ideología política trufada de religión discrimina por igual a musulmanes y cristianos.
Ayuda a la Iglesia Necesitada constata también la existencia de lo que califica como ‘ciber-califato’ , que en Occidente se ha convertido en una herramienta para radicalizar emigrantes musulmanes y reclutarlos para sus redes. Las policías occidentales cuentan ya con servicios para controlar y perseguir ese mundo en internet, en el que se transmiten con frecuencia los mensajes de odio hacia otras religiones.
Junto al islamismo y el nacionalismo, AIN denuncia otra fuente, más sutil, de persecución de los cristianos. Es la que ejercen en Europa y en América del Norte grupos radicales anticristianos, que fomentan las «agresiones a creyentes, símbolos religiosos y templos» amparándose en una separación Iglesia-Estado que en realidad es un laicismo militante.
El último informe de Ayuda a la Iglesia Necesitada también se refiere a la persecución de algunos gobiernos y partidos políticos occidentales contra la enseñanza de la religión cristiana, para desterrarla del plan de estudios de Primaria y Secundaria . AIN constata que la campaña contra la asignatura de Religión se lleva a cabo «pese a que los gobiernos reconocen que el estudio de las religiones en el colegio reduce la radicalización e incrementa el entendimiento interreligioso entre los jóvenes».
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