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El Brexit y las relaciones de Reino Unido con Turquía
La salida de la UE libera nuestros asuntos domésticos de la piedra de molino de la intrusión europea
Brexit será puesto en marcha esta semana. Es ahora el momento que el Reino Unido modernice sus relaciones diplomáticas y comerciales con el mundo, empezando por Turquía.
Durante años, el potencial que tienen las relaciones entre el Reino Unido y Turquía ha sido sofocado por la manta asfixiante de las negociaciones de adhesión que la Unión Europea mantiene con Ankara. Ninguna persona en su sano juicio en ambos lados del Bósforo cree verdaderamente que Turquía se unirá a la UE en los próximos años. No obstante, a pesar de ello, la perspectiva de adhesión ha sido ávidamente promovida y mantenida durante años, atando el potencial de las relaciones entre el Reino Unido y Turquía a las rígidas y torpes estructuras de las negociaciones de adhesión.
Irónicamente, el Reino Unido ha sido uno de los principales promotores de la adhesión de Turquía a la UE. Si bien esto fue políticamente astuto para el Reino Unido en aquel momento, ahora ha demostrado ser una estrategia calamitosa para la UE. Las relaciones entre Berlín y Ankara han colapsado. Hemos visto enfrentamientos entre la policía antidisturbios y la diáspora turca en las calles de varias ciudades europeas. La severa y alarmante inestabilidad política en Turquía, provocada por letales organizaciones terroristas como el PKK, el Estado Islámico, y los gulenistas de FETÖ, no puede comprenderse sin tener en cuenta la fallida diplomacia europea.
Como británico de ascendencia de Europa Oriental, puedo decir una o dos cosas acerca de las tediosas y burocráticas negociaciones de adhesión que la UE mantiene. Divididas en docenas de capítulos, l as negociaciones de adhesión disuelven la sutileza de la diplomacia internacional hasta convertirla en una simple adopción de políticas internas correspondientes al largo libro de reglas de 170.000 páginas de la UE: el acervo comunitario. Y lo que es peor, levantan falsas esperanzas de un lado, mientras que se alientan sentimientos xenófobos del otro, finalmente sembrando las semillas de la desilusión y de la frustración popular. En algún momento los efectos negativos se iban a dejar sentir. Desafortunadamente para Turquía y la UE, ese momento parece ser ahora.
Brexit libera nuestros asuntos domésticos de la piedra de molino de la intrusión europea. Entre sus muchas bendiciones, Brexit remueve la manta enfermiza de Bruselas, que había ahogado lo mejor de nuestras tradiciones diplomáticas. Ahora tenemos que desgarrar esa manta, prenderle fuego, tirarla por la ventana, y tomar un trago de aire fresco. Brexit significa el simple reconocimiento de la verdad: somos una nación libre y soberana. No nos fusionamos con otros socios, sino que procuramos avanzar de manera constructiva y equilibrada nuestros intereses, a través del comercio y la cooperación, con otras naciones soberanas. Como lo es Turquía.
Como aliado, Turquía es de gran importancia estratégica para el Reino Unido . Y aunque parece trágicamente incapaz de comprenderlo, lo es también para Europa. En virtud de su posición geográfica, la importancia de Turquía sólo va a aumentar con los años. El hervidero mundial de la guerra, del terror y del sectarismo, que ya han generado un desplazamiento masivo de personas a Europa, se encuentra justo en el umbral de Turquía. Como los siempre estratégicos rusos parecen haberlo comprendido antes que nosotros, trabajar con Turquía, una zona de relativa estabilidad, es nuestra única y mejor esperanza de controlar las violentas convulsiones que están desgarrando al Oriente Medio.
El Reino Unido no tiene más remedio que objetar las violaciones graves del Estado de derecho y de los derechos individuales en Turquía, como lo hace con respecto a otras partes del mundo. Esto es inherente a nosotros. Y esto hace de la diplomacia lo que es: un delicado equilibrio. Sí, el peligro de la desintegración de la democracia en Turquía debería causar una preocupación genuina. Pero también debería hacerlo el colapso de las relaciones diplomáticas con Turquía, y su incipiente reorientación hacia Moscú y hacia las agrupaciones no occidentales, como la Organización de Cooperación de Shanghai.
El Reino Unido no debe permitir que sus relaciones se vean deterioradas de la manera en que las relaciones turco-alemanas lo han hecho recientemente . Desde un punto de vista estratégico y de seguridad, esto sería - y en el caso de Europa ya lo es - una catástrofe. Libre de todo el bagaje de la UE, en el Reino Unido tenemos ahora la oportunidad de recuperar el equilibrio diplomático en nuestras relaciones con los turcos, que nuestros socios europeos carecen profundamente. Como lo demuestran tristemente los ataques de Westminster de la semana pasada, no seremos escatimados por el terror. El terror golpea a todos, y sólo puede ser derrotado por medio de una estrecha cooperación con otros países, y sobre todo con Turquía.
Daniel Kawczynski, diputado de Shrewsbury y Atcham, es uno de los autores del informe del Comité Selecto de Asuntos Exteriores del Parlamento Británico sobre las relaciones Reino Unido-Turquía, publicado el viernes.